03 enero 2008

Sonámbulo viajando hacia si mismo





Para no despertar el recelo de los espectros
escondidos en el fondo de los objetos
se levantó a la madrugada.


Para no delatarse
obligó a los párpados
a cerrarse sobre la imagen
que mejor le otorgaría su regreso al laberinto.


Se fue con los brazos caídos,
actuando como cualquier turista
que viaja en su nube de asombros cotidianos.


Caminó sobre el día
y el día no lo sintió
pues el día no da cuenta de los que duermen.


Sin embargo, saludó varias veces al viento,
que osado, se precipitaba de bruces sobre un cerezo
intentando tumbarle los recién nacidos
corazones de hadas y de duendes.


Almorzó en un restaurante
donde la carne aun tenía el recuerdo del despellejamiento.


Ya en la tarde se fue despidiendo de todos los colores
y el ruido lo fue dejando en su silencio.


Al llegar de nuevo hasta su casa
un extraño olor a tranquilidad
se adormilaba sobre su cama
entonces,
comenzó a jalar su ovillo de insomnio
para saber donde se encontraba.


Toda la noche la pasó
desanudando sus fantasmas.

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