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18 marzo 2012

Visión serial



sobrevolando en espirales se acerca el mediodía
palomas que no son mensajeras traen el florecer a la plaza
ya se alista la Llama buscando su pose añeja ante las estatuas,
un asno cela la madrugada de los niños en la esquina
y por entre las plumas adormiladas una agorera vende maíz y alpiste.

Salen inquietas, nerviosas pueblan su espectáculo y regresan.

La plaza es un espacio abierto entre el afán y la urbe
Donde ancianos comparten el ajedrez de sus recuerdos.

El turista es un ciclope empedernido en acosar el silencio de Bolívar
Y en la catedral os feligreses entran añorando su bocado de Jesucristo.

En el centro de la historia
Mármol es todo el mediodía.
Sonrío y espero mi migaja de fotografía atrapando la memoria.   

Nadie mira los Grifos.

13 marzo 2012

Simbiosis

Ilustración de Geisón García (Punkfluid) 


Interiormente todo se vacía hacia una tristísima felicidad,
Llevamos perros de guardia en la delgadez de los labios,
Certeros élitros que acorazan la frugal resina del llanto
Y potros ahorcados buscando un rumor de pesadilla en los dedos

Orgánicas piedras se nos mueven adentro instalando los días.
La noche irritada con su gran hermano succionando la espuma
Nos desaloja de los trucos, los juguetes y los atardeceres lloviendo.

Antes fuimos otra cosa parecida al silencio.
Amarras de universo como polvo de estrellas y otras entrañas del sueño
Fijaban lo improbable al riesgo de concebir ciertos tactos similares al viento.
Había como una sublevación de cosas zumbando por vernos.

Todo lo que pudimos ser está metido en los ojos
La voz diluida murmurando al molino sus alas,
La gana con sus uñas insistiendo, enterrando los nervios
Y esta estatura que fue ganando terreno
Rasgando en el aire los vientres de sombras preñadas de chispas.

De pie somos como árboles que alzaron la vista,
La piel bramó en la gélida tierra
Y un nacimiento de agua se nos fue convirtiendo en meandro.

De las escápulas nos sale una onda que figura los huesos del alma
Y del vientre un insecto que resolvió compartirnos la manzana prohibida.

El Dios que creemos se entregó a nuestro riesgo
Y ahora en la espalda su mirada nos vela.  

12 marzo 2012

Licuefacción


Ilustración de Geisón García (Punkfluid)

Esta palabra escondida se resbala como jabón entre mis dedos
Y las líneas de todas las esquinas me persiguen
Arrinconando la curva de la vida de mis manos,
Sin embargo, algo tienen de novela negra mis recuerdos:
Son, como calles largas, oscurecidas hacia lo que me resta de sombra,
Todas estas cicatrices de humano que me siguen delatando la pluma.

Pero procuro la huida de toda presencia;
De sus ángulos poniéndole puertas a  mis infinitos.
Algo de cerrajero llevan mis ojos en su desesperación
Y no hay nada entre los árboles que me sirva para imaginar el viento.

Todo se ha vuelto geométricamente nostálgico:
Esta verdad estilizada con sus patas caminando sobre el tiempo
Me empuja contra las paredes como si no bastara la pesadez de los días.

En su aliento de zozobra, de vaivén desamparado
Algo escaramuza deshaciendo la soledad
Pero son solo coqueteos:
Barridas de niebla que se desmigajan encaprichadas
Hacia el acústico inicio que arrullan las venas.

Ya no llevamos ni un retoño de ave en la piel
Y la aridez y la arista parecen cercarnos.
Este universo sólido, trasladando todo cuerpo hacia el límite,
Ha logrado poner su arquitectura hostil entre mis sueños.

Yo he visto personas desfallecer contra los ladrillos como buscando una tumba,
Como sufriendo un infarto. Algo de desgracia se evidencia en sus ojos,
Agonizando van balanceándose entre cada rutina.
Sus rostros resbalan, se les escurre la fuerza, su esperanza de nube.
Ha muchos los he tenido que arrancar de los muros
Como si desempapelara el olvido.


GLACIAL .

Ilustración de Geisón García (Punkfluid)



La vida es apenas un punto que pupila,
Yo lo llevo,
Bloque navegando entre las aguas

Pero este presentimiento,
Esta breve ecuación del espectro,
Es el espejo para saber que también desde el silencio de las cosas
Otro semejante nos consuela.

A veces la nostalgia tiene el azul de la espera
Y suele, esto es bien sabido,
Reconocer el nombre correcto de la piel
Que se  arrinconó entre lo desnudo.

Vale esta variante u otra geometría
para comenzar a sospechar del tedio,
vale un punto caído en el abismo para ponerle fin a la zozobra.

La visual cadaverina que nos asalta desde la otra soledad
Tiene sus tildes de tiempo convertidas en un aprisco de preguntas.
Por eso siempre uno se queda fabricando refracciones,
Cóncavas fugas para distraer  la dirección arrebatada del destino.

El diminuto señor glacial de la esperanza
Encerrado en la cuadratura de todo el desespero
Tiene de antaño y por capricho la manía 
de apoyar  
A aquella edad que insiste en marcharse del presente.

Todo el compungido desdén con que vemos envejecer el alma
Y el gris abismo donde siempre dejamos extraviada la nota fiel de la mirada
Se arrellana,
Construye poco a poco la morada del solitario
Y lo único que podemos salvar de esa devastación malhumorada
Es como una tonada de bandoneón que le aprieta el cuello al viento
Para saber en que lugar se encuentra el tierno teclado del silencio.

Basta, sin embargo, con que la presencia de la desilusión nos asalte
Para que sepamos que los puntos de sosiego que pusimos a los sueños
Eran también un lamento;
Aquel cuarto donde la compasión se echó a perder del todo resentida.

Quizás  para siempre pusimos
al diminuto señor glacial de la esperanza
como prisionero en un vagón
que circula en el profundo dolor de nuestra sangre.

El suspenso es apenas esa causa moribunda.
A veces vale sólo cerrar los ojos para sentirnos tan cerca de la muerte.
Yo  he sentido el espanto, todo el desamparo.

04 marzo 2012

Écfrasis



¿Quién soy?
¿Cómo reconocerme hasta el mínimo detalle?
Hace años se me descompuso la carcajada infantil e ingenua
Y cada día mi cuerpo deja restos entre las sábanas de otro que fui,
Tengo menos dientes y a veces un sabor amargo en la misma voz.

Mis pies han caminado todas mis edades
Pero no consigo encontrar el punto inicial de mi piel
De pie soy un indio, ante el espejo soy un indio, pensando soy un indio.

A veces el autor sale y no queda nada de la cotidianidad,
Comienza la palabra oscura y el acento que lleva el sello de mi desolación.

Confieso que tengo los ojos oscuros por sospechar tanto,
Que el silencio es algo grave al menos para mi soledad.
Y que las ojeras son por ensayar tantas huidas.

De cerca se me puede encontrar un desamparo, 
como cierta inquietud zarandeándome. 

Lo cierto son mis manos, su memoria de crisálidas y colibríes acariciados,
La manía que se les quedó al señalar un fantasma o al acariciar un perro.

El color que me otorgó el aire le debe mucho a la arcilla
Y sin embargo parece que circulara una sangre vegetal entre mis venas.

Soy un punto también en la distancia, y algún día también seré nada.
Tanto de cerca como de lejos mi sombra mira igual a la nostalgia.

Toda fotografía mía está atravesada por el amor,
tocada apenas por la talla crucial de mis ardores.
Yo me siento, sobre todo cuando duermo,  parecido a un ángel extraviado;
Es que tengo, esto se nota en cualquier parte,  las alas rotas por descuido.

Écrivant



Registrar el universo por el respaldo,
Acumular todos los datos posibles de la harija y la patina,
Preparar el informe de las imágenes que nunca existieron
Y pensar que se inventa.

Sortear la pena de no crear, producir siluetas
enteramente echadas a perder,
dejar que un texto muera sin lector inventado
y soñar que el viento puede descifrar el amor
o encontrar los objetos perdidos.

Dejar versos en la espalda de un muerto,
Dejar caer una letra como si fuera una porcelana
Y sentir en el cuerpo analfabeta el calor de una ternura.

Vivir los días creciendo o casi consumiendo,
Aceptarlos sin saber por dónde,
Acumularlos para la fecha festiva de las márgenes
Y oír que tienen nombre, que se van llenando de fantasmas.

Construir un propósito al levantarse
- Si es que todavía se puede  creer  en la realidad-
Para poder caminar seguro del suelo.

Sospechar que hace falta algo
tan parecido a un deseo
para que sea completo el humano
que olvidamos acicalar en el baño.

Concentrar entre los ojos una promesa,
Dar por sentada toda la experiencia
y saber que está vacío todavía, a pesar de todo,
el gesto para sonreírle algún día a los recuerdos.

CÍNICOS



Le prometieron que su vida sería
una delgada línea entre el salir de una vagina y
el entrar al fondo de la tierra
pero no le advirtieron de la ternura que le produciría un bello rostro
o de la codicia que le ocasionarían unos senos.
Nunca le advirtieron sobre las lágrimas
y mucho menos sobre el roce lento de una caricia sobre su piel confundida.
Le prometieron, simplemente, una muerte pronta.
Le garantizaron que estaría de paso
pero no que se encapricharía con los atardeceres
o con el correr del agua en el lecho de un río.
No le advirtieron sobre el goce de contemplar una abeja libando una flor,
ni de la felicidad de poder tener entre sus manos,
precisas para el cadáver, el cuerpecito emplumado de un  picaflor.
Simplemente se les olvido decirle
que todo sería inolvidable.
Y eso les bastó
para arruinarle la vida.

CÍNICOS



Le prometieron que su vida sería
una delgada línea entre el salir de una vagina y
el entrar al fondo de la tierra
pero no le advirtieron de la ternura que le produciría un bello rostro
o de la codicia que le ocasionarían unos senos.
Nunca le advirtieron sobre las lágrimas
y mucho menos sobre el roce lento de una caricia sobre su piel confundida.
Le prometieron, simplemente, una muerte pronta.
Le garantizaron que estaría de paso
pero no que se encapricharía con los atardeceres
o con el correr del agua en el lecho de un río.
No le advirtieron sobre el goce de contemplar una abeja libando una flor,
ni de la felicidad de poder tener entre sus manos,
precisas para el cadáver, el cuerpecito emplumado de un  picaflor.
Simplemente se les olvido decirle
que todo sería inolvidable.
Y eso les bastó
para arruinarle la vida.

Nota al pie de un poema sin memoria.



Serse pelele relleno de arremolinados recuerdos,
desmemoria hilillo de olvido presto en la señal que pierde al laberinto,
nudo antes del comienzo finalizando con nada dicho entre las letras,
tu cuerpo epíteto perfecto para resumir el universo
y una bandada de verderones 
planeando voraces en picada contra el bífido deseo.

Podría traer a este poema
la sombra de un zahorí
tatuada con ojos rubíes
en la pared de bahareque
de un roído solar pomarrosa,
poner el columpio unimismado en el desperezamiento del crepúsculo
y volver a guardar entre el cuerpo de la caña brava una legión de arrieras.

Todo posible volvería a esta piel que extraña la picazón de un hormiguero
o el baile de cucharitas y patitos en la pila del invierno.

No cabe duda que este poema se quedó en la infancia
tramitando la alquimia ineluctable.

Nota al pie de un reguero de hormigas



Al abrir el exegeta sus cristomatías encontró un nicho de ineluctables gañidos.
El Intríngulis aparecido le hizo arrancarse sus escasas barbas
para hacerse a un pincel de incendiados codicilos.

El inciso fue a parar al alféizar del libro como nota adiestrada en el oficio.

Para periclitar las salutaciones nacidas en el ebúrneo papel,
conjuró un bajío de estalagmitas azucaradas justas para el empalamiento.

La nota arreciaba sobre la casuística de la pagana prosapia.

Como un fígaro que acicalaría al abominable hombre de las nieves,
reprodujo adefesios salmondiantes que Eva,
la andrógina, había tatuado en sus escápulas.

Un muñón, de hormigas, figuraba un asterisco abjurante.
Del hormiguero mismo de tu pubis una guarnición de rizos
parecían concomitar con la nota del delirado,
que exangüe,
parecía orientar su berma de sangre hasta la estenosis atávica
de ese manglar de ninfas
que lo llevaron atlante hasta el mismo climaterio.

Al cerrar el texto un reguero de diligentes himenópteros
saciaba su sed con una bermeja sacarina aún tibia entre los rodrigones.

La momia

 

Dijo abracadabra
Mientras se encerraba en sus vendajes
Y despertaba en otro tiempo

Génesis


Se vieron desnudos.
Entonces, con las llamas
del arco-iris
que sirven para quemar
el degradado color de la tarde
Prendieron fuego al paraíso
Y abrazados, se fueron a poblar
La otra tierra:
La tierra prometida.

El sueño del Colibrí


Las feroces alas
Consintiendo el muelle solitario
Imaginaban
Que el otoño venía en una barca
Comandada por piratas migratorios

El esclavo



Lo amordazaron.
Le inventaron una infancia de crepúsculos.
Estructuraron redes, ídolos,
Edificios y un centenar de libros calcinados
Para que acompañaran en las noches
La piel fantasma de sus sueños.
Lo bautizaron con el olor ebrio de iglesias
Que cargan en sus plumas las palomas.
Día a día lo alimentaron con el hastío de sus voces;
Las tardes eran baladas de murmullos
Escondidas en la sombra.
Cuando él ya había olvidado sus manos
Le arrancaron los ojos
Le soltaron las ataduras
Y en medio del desierto le gritaron:
¡ERES LIBRE!

03 marzo 2012

Ángelus Novus

Ángelus Novus de Paul Klee.



Abrázame, ¡oh! Ángel, con tus manos sin plumas,
Con tu curiosa máscara risueña
Que parece ignorar la desgracia.
Cúbreme garabato.
Tú, que emerges como cómplice de mi propia cruz,
Revélame la señal que cargas en tus papiros.

Preságiame tu adiós que logra desintegrar la presencia,
Dilucida con tu silueta erguida un símbolo preciso para no decir.

Dame, ¡oh! Pues, tus garras a punto de alterar el silencio
Y promueve en mi propia comisura el regreso.

Yo que me dirijo siempre hacia afuera buscando el adentro,
Yo que pienso en el ser haciendo de tu esfuerzo la ausencia,
Yo que trasgredo el tiempo impuesto, la necesidad de crearte,
Permíteme lo legible, la resistencia del deseo.

Atíname el destino,
Dame tu alteridad para herirme,
Para escribirme desde esas vísceras que no pudiste.

¡Oh ángel metafórico!, traficante de mis plegarias,
Renueva estas escápulas
Que me fui extirpando mientras nacía.

¡Oh, tu ángel, dame tu desaparición!
Refléjame la continuidad  en tu vacío
Y como otro ángel nuevo,
Ponme a sonreír  entre la nada.
Dame el pretexto.





02 marzo 2012

El Baobab



Crece el desierto incinerando la memoria
Pero queda la palabra erguida, atarrayando el paisaje
entre sus ramas.

El calor gravita como un espejismo
Y en el vapor que reclama a gritos una cerrazón de nubes
Agoniza la última brizna de verde.
El suelo se cuartea hasta dejar al descubierto los huesos del silencio.

Todo ansía la nostalgia.
En el horizonte un niño observa la ausencia de la lluvia
Y el viento busca distraer los girones de sed que desencajan su mandíbula.
No hay sombra ni siquiera para descansar el sudor de lo urgente
Sólo el presentimiento de pequeños insectos cantando a la canícula.

El árbol se mantiene; no hay pájaros ni monos presagiando una siesta
Ni mucho menos una jirafa adornando con besos los retoños.
Como una botella al mar, el Baobab navega.


18 febrero 2012

Destreza

Ludwig Zeller



Comenzar con el amor
Como quien comienza una carta con un tiro.
Sentirse humo, breve aserrín orinado por el gato,
Desorden de imágenes tejiendo el caos para callar lo que carcome.
Bucear hasta dejar el sastre prendado de la luz que abisma
Y sentir la gravedad de ponerse a enumerar los años.

Estás son las cosas experimentales, automáticas
Para decir que se está solo…
Por eso el verso que más conmueve
Es a veces tan sencillo como el silencio.

Pero algo debería sonar como la lluvia, llevar su ritmo,
Impresionar con su nostalgia y ponerle ruido a los cristales,
Algo debería reírse de nosotros,
Rumorar por detrás de esa locura,
Expresar desagrado por el gusto que tenemos a perdernos
Y dejarnos en una esquina apuñalando resentidas cortesías.

Algo debería ir metiéndose por entre el afán y el miedo
Y hacernos escribir una palabra verdadera.
Es que vivimos de decirnos consuelos,
De llamarnos prófugos  
Y  de pensar que algo se nos rajó en el pecho.
Pero la verdad es que hasta la sombra está ahí por compasión.
Siempre habrá una soga para unir el filo,
para zurcir lo que olvidamos en la cuerda floja del desgano.
Es que ponernos en el plan de sobrevivir y vivir
Es como esquivar hojas de otoño entre la borrasca de los sueños.

Y es que uno comienza siempre por sentirse vacío,
Se pone en la tarea de hacer inventarios para llevar un diario,
de nombrar contagiando el aire con tiznes de rumor y olvidos,
De llevar un metro exacto para expresar el tun-tun de tanta soledad arrimada a los abismos.

Al final, es lo mismo, la vida seguirá ahí como un perro fiel velándonos las ganas.

Sinceramente, no vale utilizar bisturís para acortar la vista.
Hablar de pétalos interiores es como ponerse a desnudar una llaga.
El ánimo a veces solo sirve para despicar horas abortadas.
Esto es tan cierto como el olor de un milagro cuando muere.

De todas maneras se trata de recibir cierta impunidad  que es lo justo,
Las palabras reclaman su lugar en la experiencia,
la vida tiene como atributos pedazos de cada error prestado
Y la realidad es sólo un cedazo donde solemos volcar a nuestros muertos.

Algunas miradas cumplen con el consejo justo
Y te van puliendo el poema hasta sacarle el grito,
Dejan al descubierto el derrumbe,
El hueco que siempre llevas debajo de la corbata y el labio;
Es que una mirada te puede sacar a la calle como recelando de los días.

El sendero va apareciendo poco a poco,
Esta vida se llevará de aquí lo mismo:
Un coraje, un saber de humildad y soberbia
Y los meros presentimientos que trajimos de viajeros.

Uno siempre empieza con el amor que es como un salto asustado.

El ir envejeciendo sólo es cuento de las canas y los huesos oxidados.
Llega una edad  donde se carga con el mismo a todas partes,
Sólo cambia el tiempo.
La muerte es una estación más entre las cosas,
Uno se despide amando,  anhelando,
Esa es la manía.  
Por esos los huesos son de ceniza.

10 febrero 2012

Pro (fe) CIA Ltda.


“Algunas palabras no fueron hechas para la poesía
Sino para usarse y gastarse en el mundo,
Para ir y venir y morir
Como los gatos”
Zeuxis Vargas
Soñaron con llevar una corbata
como si fuera un pedazo de nudo amarrado a su trashumancia
pero se perdieron desayunando buñuelos en la esquina.

Había una prosa mal empacada en su almuerzo de estrellas,
un semáforo descompuesto que les hizo desbordar la silueta de agua
de una guitarra que nunca llegó a muelle de nota embravecida.

Apenas si expresaron contra los rincones su gana de grafitti,
su condición de puñetazo estampado contra el desamparo.

Pero se sobrevivían a punta de resentimientos mal zurcidos,
sacando la lengua por entre las ventanillas de los buses
como si  le lanzaran un  anzuelo
o la carnada de desilusiones mismas al viento pasajero.

Así se les fue la vida,
añorando el espejismo de sala de espera que contenían.

Pero no todo fue palparse su marca registrada,
sino también, tener ese granizo de desatinos
que terminaba haciéndoles prender su  vida mediocre
frente a televisores estupefactos
que no daban crédito de lo que veían.

Es que se supo que esta vida misma
padecía de cruentas cuentas de cobro sin pagar.
Siempre hubo entonces porqué llorar,
que pagar en las esquinas…

Mencionar una canción de rock
y decir amén antes de que se enfriara el desayuno
fue el pacto para llevarle los huesos bien  vestidos a los días.

Es que soñaron con ir por la calle con los sueños echados a perder en el bolsillo,
Y nadie al menos para consolarlos, 
arrojando una moneda. 

05 febrero 2012

El amor comienza



"El amor empieza cuando se rompen
los dedos"
Roberto Juarroz

El amor comienza cuando ya no hay nada que decir,
cuando los defectos merodean pero ya no muerden,
cuando la noche se derrumba
y empiezan los huesos , como perros,
a nombrar la distancia.

El amor comienza cuando no se cree,
Cuando se busca en los rincones una excusa
Y nos sorprende el miedo escribiendo.

El amor comienza ahogándolo todo,
Cuando se pierde la rutina
Y se va por ahí sin saber cómo,
Cuando no hay más que hacer
Porque todo se ha vuelto aburrido
Y el espejo parece reflejar otra sombra .

El amor comienza cuando se quiebra la voz en las despedidas
como si fuera un naufragio
Y no hay ninguna fuerza para contener un suspiro,
Cuando el vértigo va creciendo hasta ser todo el silencio.

El amor comienza en un vacío,
En ir por la calle confundiendo,
Recordando un color ajeno,
el inventario de otro dios,
su cabello, su gesto,
las otras palabras.

El amor comienza enfermando,
Cuando nos pone en la orilla,
Cuando ya nada tiene sentido
Sino el hecho de sentir hasta el fondo.

El amor comienza siempre en la esquinas,
Al margen de todo.  








02 febrero 2012

Mohacucurrupio



Vesperanto o las nuchesidas tijeretas
Vertiginosa caismal plumeaban arriberando los plogirsos;
Guachurozos dormicaban las machacas,
Tromclapeta ruina el golfo flima borbuteando flogareces.

¡Del Mohacucurrupio, sapia entraña, asupla el viso!
¡sus mancubas desgregan y zapezu aproltecha entre sus girdas!
¡Asupla, con el caismal Khasdum que plumea, flagra abrizos!
¡Ya entrecejan y ponziflaman las vismiantes Candilejas!

Engrundiñó varomizcliado la alfinpada truesca zarmudial,
Pétreglo arruñó con asupla el cronógrafo caziando el mertechanclo

Sufoldiar bostiando pertrechó caismal entre los dresnos
Cerepensa plúmbeo constriñó cernido
Y en cerepensacosos saritininfalios constreñía
Cuando al Mohacucurrupio, ya sus mancubas, ya sus girdas, viso

Bostiando a través de los dresnos arruñando flogareces:
Ponziflamando acesalto sorleaba mientras sulfodiaba el sapia
¡onu, soduno!, ¡Onu dosuno! Engrudiña, truesca al pétreglo
La truesca zarmudial flortía y entreplono apotrechaba y desgregaba.

El Mohacucurrupio estribado cuelgorti, omoplatiando ristra
El  sapia entraña rutrifante presengiando restrafó
¡Sapia entraña  estribateado  gorifundio dejaste al Mohacucurrupio!
¡Venza ya el broquelzafo!, ¡magenta arrebolusnes dichonfelda
Me retruecas sapia!, ¡seuxy, seuxy, seuxy!
Sotechaba el entraña en su dichonfelda.

Vesperanto o las nuchesidas tijeretas
Vertiginosa caismal plumeaban arriberando los plogirsos;
La Machaca y el Khasdum sufoldiando y bostiando pertrechaban candilejas
Cuando el Mohacucurrupio en el viso de la sapia
cerepensacosos saritininfalios constriñó.