
Sólo sé que un solo beso
en toda la mitad de la noche
basta para que el sol sufra
como sufren los enamorados.
También sé,
que una sola caricia,
resbalando por tu vientre,
es suficiente
para no dejar tranquilas las estrellas
y que rozar la pequeña crispación
vellosa que protege tu deseo
es bastante ya
para que el universo padezca
de insomnio toda la eternidad.
Pero yo sólo pretendo
una pequeña cosa
y es que
el menor recuerdo de mí en tu memoria
pueda producirte una sonrisa.
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