15 noviembre 2012

Noviembre





Tras el rotundo éxito con su película El Bola, Achero Mañas, haciendo maña de su creatividad ilímite consigue con Noviembre trasladarnos a una crónica de la vida de un grupo y sobre todo a la vida de un personaje anarquista y romántico en suma. Filmada como si de un documental se tratase, la película nos va mostrando la evolución mística que sufre Alejandro y su grupo de teatro Noviembre, asaltada la narración por las opiniones de los sobrevivientes de grupo, la historia es una analepsis constante de un corazón apasionado por la independencia del arte como revolución.

Lo más increíble de la narración está en los constantes recursos que nos brinda, es una película que invita a la creación, a la consolidación de ideas; no sólo habla de un Alejandro obsesionado con un mundo mejor, sino con técnicas teatrales formidables, el teatro documental con sus olvidados y sus títeres, con sus punkis alegres o el atentado nos demuestra hasta donde el arte es un arma cargada tal y como dice Alfredo en su última escena.

La música realizada por Eduardo Arbide también hace parte inevitable de ese locutorio de emociones. hay en esta película un equilibrio entre lo básico del cine y lo esplendoroso de contar una buena historia.

A pesar de contar con la denuncia frontal y señalar los desafueros y equívocos mismos de las máscaras humanas, Noviembre repta hacia la cachetada, hacia el puño cínico que trasgrede todo tabú y toda regla para conseguir conmover, sacudir, develar.  

Esta película no nos deja en el desahogo, en la catarsis desamparada, mostrando la carroña que somos, esta película estimula por el monstruo, garantiza el balazo.


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