20 abril 2012

AFRENTA TEOLÓGICA




Es que quiero sacarme chispas
Quebrarme con un punzón el piso
Sacarme el fango, las alcantarillas, el fondo de los ojos.

Es que quiero ponerme a triturarlo todo
Ahorcar entre mis dedos esta rabia santa,
Tan peligrosa y cierta.

Es que tengo esta hora implacable,
Tan  de lava y aliento perdido en la tristeza.

Es que se me ha puesto seco el corazón
Y la s venas apenas si me trazan hoja podrida en este humus de tanteos,
De aplastamientos invisibles, de náufragos enterrando su auxilio entre la espuma.

Es que tengo un verso levantado al revés, poniendo un espejo siniestro en la mirada.

Es que quiero golpear un planeta 
y lanzarlo como una bola de billar haciendo carambolas.

Es que quiero jalarme el centro, la ventisca,
El mero muñón que atiende las urgencias.

No tengo ya gana de ponerle a curtir esta piel a los días tan de sucios,
Con tanta nube sospechando la alegría, con tanto rayo envidioso de los huesos.

Es que se me sale un rosario, una cuenta de plegarias para anunciar fantasmas,
Esta espalda con sus escápulas brotando, desmitificando la caricia, haciendo la sangre.

Es que tengo ganas de pinchar el cielo, de ignorar las siluetas de papel,
Los simples pasos, la autómata gana del pulmón, el riesgo de las neuronas, todo el miedo.

Tanto imaginé, tanto se me hizo miel, cascada, puro cuento entre las noches
Que esta verdad tan de repente, tan de carne y saber que muero porque muero
Es lo que me quita y me pone, lo que me hace tragar saliva,
Orinar, orar, sentir los clavos, el martirio.

Es que tengo ganas, todas las ganas
De maldecir su nombre
de gritar completo:
¡Dios, Dios!
¡Por que me has abandonado!

 Es que se me ponen negras las harijas,
Se me silencia el pecho
Se me marea el muerto y
El alma, ese invento,
También se desvanece, se me pierde, se me hunde como un hueco.
  

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