13 diciembre 2012

Falseos de la referencia




Encontrarme diciendo
Como si contara contra una pared números ansiosos.
Ya van tres días de anochecer con los ojos pegados a la angustia;
Uno debería encontrarse siempre con lo que espera.

Por qué no empezar desorientando:
Los ríos son mongoles que desollan ,
Por eso los peces no tienen párpados
-digo, pero solo le temo al agua que no se mueve-

Ayer pensé en suicidarme
Y del piso 19 me cayó un muerto;
Yo pienso tu nombre y no me sirve la sentencia de Crátilo,
Tan sólo veo tus senos y mis manos pegadas a tus labios
¿Cómo encontrarte en esta ciudad de disfraces
Donde caen Ícaros con corbatas
Y cartas de despido como si allá arriba fuera una empresa?

Hay días que mis manos señalan un cabello
Y tu mirada va en esos túneles de desconocido
Y no hablo del amor sino de hacer un safari en el cielo.

Es que la poesía a veces no es lo que quisiera,
Le nacen balas y el que lee se cuelga de un puente.
Tanta vacilación a la hora de poner una palabra
Tanta monotonía pateando piedras desde la impotencia.

Me visitan los fantasmas;
Un vacío dentro del pecho cargo como si fuera un inmueble.

Pienso en encontrarme con una puñalada de amigos,
En darle vuelta al mundo y leer en el cuero el mapa de Stevenson.

Me parieron con casualidad, tropezando el amor mientras vivían.
Ahora yo busco
Me toco el cuerpo y es como si algo incorpóreo
Señalará cada saludo que me llega como creándome la vida.

A veces miro hacia el cielo
Y presiento,
Que voy a encontrarme a Dios pidiendo limosna a la vuelta de la esquina,
Nunca fallo,
Siempre me reconozco cuando me lanzan una moneda,
Dios es la compasión.

Tengo los días atiborrados de claridad e incertidumbre.
Todavía tengo visiones escondidas,
Y esto no es un  poema.

La lluvia suele agujerear mi sombra,
Nada hay más penoso que olvidar la máscara en la casa.

Ya vienen los fantasmas que soñé,
El futuro siempre huele a esperanza
Porque todos ignoran el aroma de las flores sobre la tumba.

Ayer me encontré con un hombre que lloraba,
Llevaba una pistola y sangre, como si viniera de un día cualquiera.
Hay días que encuentro lo que quiero.

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