14 octubre 2012

Enter the void






Hablar de "Enter the void" es hablar de drogas y misticismo y por supuesto es hablar del cine de Gaspar Noe tan corrupto de locura temible estilo psicodélico. Esta es una de las mejores películas "ácidas" y una promesa de amor; la mejor manera para verse desdoblado, para saber que existen las películas etéreas. Un filme donde el "Dmt" es el protagonista. Así como en "Irreversible", uno debe sentarse con cierto rigor metódico y escatológico en este filme debemos por salud mental estar preparados para recibir una sobredosis de locura. Esta clase de películas hay que verlas preparado. su comienzo es ya raro, los planos disparatados, las secuencias rápidas y lentas y esos formidables planos de los elfos de la máquina hacen que uno vaya proyectando el mundo de la droga que va a habitar. 

Todo parece estar como en tercera dimensión o por lo menos reflejado bajo los colores que hacen que uno sin gafas perciba la imagen tridimensional. La técnica es aplastante, marea, genera vértigo ya que toda la narración está levitando. 

En síntesis podríamos hablar de un muchacho europeo adicto  a las drogas que viaja a Japón, hace algo de dinero y recupera a su hermana, hasta ahí es una historia normal, sin embargo la historia no comienza así, tal argumento es lo que podemos inferir tras los sucesos que se desarrollan en esa pesadilla que es el morir. 

La muerte es el desencadenante de un sistema atemporal, de un aleph que refleja emociones y sentimientos; Gaspar, nos demuestra de esta manera que estos dos constructos y motores de nuestra existencia están ligados a experiencias que por rebote se convierten en improntas de un concepto que fractura el mundo vivido.

Enter the void es una invitación a un vacío, es entrar a la "caja negra" de una mente, es entrar a lo que somos: el recuerdo, donde no hay nada palpable, donde sólo es posible la recreación, la incertidumbre y el remordimiento. Pero hay algo más Gaspar, nos insta a ser espectadores de la ilusión y del desamparo, asistimos quizás  los recuerdos futuros, es posible opinar que las imágenes del presentes, espiadas y sufridas por el limbo no son más que proyecciones que quedaron de una vida que tenía tales sospechas.  

Una muerte que se va convirtiendo en olvido, un espíritu que no logra ser "Ghost, la sombra del amor", pero si una película, un espíritu que encarna las preocupaciones sobre lo que puede ser el túnel de la luz y la zozobra de quedar prendados incorporeamente en ningún lado, crudamente, fatalmente.

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