No toques el agua hasta que tu reflejo deje de temblar
O hasta que tus pupilas encuentren en el fondo
La manera de silbar una canción de cuna.
No utilices toda la fuerza de tus uñas
Para enterrarlas en el desespero,
Busca en sus élitros
Un pequeño propósito
O apenas el presentimiento de tocar otro día.
Adentro una voz inicia la rebelión de las serpientes;
Enmarañadas a tu destino
También recuerdan.
No anheles lo que ya perdiste
De todas formas fue tuyo.
Adentro un croar te alerta de la lluvia,
Algo como un remordimiento se anilla a tu nostalgia,
Está bien que al despertar
Quizás lo hagas en el sueño.
Allá tu cuerpo
Ahorcado en la propia mirada
De lo que fue caricia.
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