Es que a todos se nos quema el tiempo.
poco a poco aprendemos a tocar con anticipo,
a callar porque a veces duele todo lo abarcable,
o a llorar, casi todo, porque sabemos que es de verdad irrecuperable.
Es que siempre necesitamos de entregarnos,
de llegar a amar sencillo sin escondernos nada.
Sin embargo, llevamos, como siempre, nuestro afán partido a todas partes,
nos perseguimos a dentelladas como si fuéramos penantes
y sin pensarlo mucho nos decidimos, cada día,
a olvidar, porque de cierto sentimos, que lo hecho, es de verdad nuestra comedia;
la cobardía, la vendida, tardía y siniestra melodía.
Pero que ganas de sentirnos tan eróticos, tan a la altura de dios entre los besos,
y todo nos alarma, nos pone a roer hasta los huesos.
Es que a veces es necesario que vengan y nos zarandeen para despertar de veras;
necesitamos que llegue el perdón de madre aglutinado entre los labios, las absolvederas,
o apenas ese leve rumor que en las noches nos pone a ganarnos las estrellas.
Es humano luchar,
sufrir sin desechar.
Es glorioso elevarse del suelo cuando hay tanta felicidad para sentirnos buenos.
Pero todo se va desmoronando, un hombre, una mujer, eso vamos siendo.
Algunos se derrumban al revés, como si estuvieran, no miento, construyendo un sueño.
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