20 abril 2011

Infancia




La eternidad de la infancia es breve, pero él no lo sabe todavía
Michel Houellebecq


No sé a qué horas dejó de ser,
De tener el gozo en los columpios
Con el vértigo enredado en la sonrisa.
No sé cuando se me puso el cuero duro
Como el cartón tostado sobre los tejados,
Ni como olvidé la frescura del viento persiguiéndome
Por entre los matorrales de los colores que aprendieron a volar.
Algo de pronto pasó a través de mí como un aguacero enrabiado,
Algo sonó a portazo detrás y al instante un joven asustadizo
Comenzó a odiar la alfombra de tréboles que alistaba el sol en las tardes.
Comprendo, ahora, que pocas cosas han cambiado,
Que la infancia sigue allí conjurando el juego.

Pero que corto fue ser niño sin saberlo;
Pero que largo es sentir al recuerdo trayendo mechones de la infancia:
Ese muerto, que siempre huele a fresco.

1 comentario:

T A T I K dijo...

Zeus, me gusta mucho...pero no me gusta la palabra "asustadizo" no sé, le quita...podría ser asustado...podría ser..el final me encanta!