29 mayo 2011

Análisis parautilitarista del poemario “Cristomatías del exegeta”



El poema debe deconstruirse en la medida exacta de su abismo,

llegar al punto final y comenzar en retrospectiva con espeluznantes lucernarios

a realizar la teratología de su pudibunda y funámbula porción de salacidades.

La hiperesthesis de este folio sólo insinúa un delirio de mórbidos encuentros,

los signos fórmicos parecen rúbricas

de un espanto asediado por sonoros monocordes

y sus formables más cómodos son meras pellas de voces olvidadas.

La fórmica convulsa de este pederasta perfila la sonrisa de un destripador

y sus manos son el biotipo de un orate, un alucinado o un mero cicloidiano.

Estas son cristomatías ciertamente,

enseñanzas tenebrosas para conjurar vesanias o rotundas salacidades.

Sus paratextos son sólo proxenetas corolarios,

asombros y dudas que van germinando en el corazón de los curiosos.

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