27 enero 2013

la saga del odio

     


Siempre se habla de Takashi  Mike, de Takashi Kitano, de Chan-wook Park, de Apichatpong Weerasethakul o de Bong Joon-ho con elogios que señalan la constelación de los mejores creadores de universos únicos que ha dado el cine oriental y tal opinión no está lejos de la realidad, de hecho, algunas de las mejores películas de esta región  nacieron del estilo tan particular que cada uno de estos cineastas tiene.

Sin embargo,  Sion Sono, otro grande,  ha construido un mudo desenfrenado y misterioso que une de manera casi mística e imposible, lo mejor de ese anillo de directores que lograron legar al mundo los pabilos y sótanos desde donde se levantan los pilares de la cultura de la que son hereditarios.

Sian Sono es sangriento y sexual como pocos, además que sus películas suelen romper con el metraje normal a l que está acostumbrado el espectador, Sion, recrea historias que rompen con la lógica de la psicología que y que van mostrando los profundos daños cante los cuales la mente humana lucha constantemente.

En la trilogía del Odio, segundo proyecto de su culto poético por las triadas, presenta una serie de historia totalmente dislocadas que baraja de forma extravagante el destino de seres alienados por sus propias obsesiones.

el odio parte ya no de un resentimiento hacia algo específico, una ofensa o un perjuicio sino que emerge del interior conforme de cada personaje, del derrotismo personal, de un escarmiento perpetrado sin lección alguna contra una conciencia que de repente se rebela para reconsiderar en la sangre, el dolor y la muerte la única salida.

la primera película de esta trilogía se titula Love Exposure (Exposición de amor), en esta película Sion establece una especia de drama psicológico que describe el lado más raro de la obsesión, consigue trasformar el esquema de la enfermedad elevándolo a grados donde lo público y lo íntimo se entrelazan hasta surcir el más macabro de los escenarios del martirio íntimo.

Cold Fish es la segunda y la que más me impresionó debido a su dislocado argumento y la tensión que va lentamente llevando hasta el clímax  en esta película somos espectadores de un juego peligroso de poder donde el panóptico queda libre de la atadura mural para extenderse a los límites de la conciencia y cualquier espacio físico donde no existan sino las barreras del mundo enfermo por la codicia.

La ultima es Guilty Of Romance donde el director no considera escrúpulo alguno para mostrar el sótano del sexo y el remordimiento en una mujer asaltada por la soledad de sus propias insatisfacciones.

Sion Sono, el monstruo que le hace verdaderas autopsias a lo más enfermizo de nuestra sociedad actual.

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