Bosque petrificado de Puyango. Ecuador |
Dejo Ecuador con un nudo de nostalgia parecido a
la congoja, la ultima etapa de mi viaje estuvo circunscrita a los supurantes
calores de los platanales del sur y a la intrigante apertura de la elevación de
unos Andes neófitos que cimientan en arcilla paisajes parecidos a las comarcas
de los sueños; pero hay algo especial en esta figuración de la naturaleza: en
su subsuelo se guarda el origen del mundo, árboles gigantes por extraños fenómenos
de evolución y revolución tectónica fueron enterrados de forma sepulcral hasta
quedar fosilizados.
Mi peregrinaje no para de estar asaltado por
sorpresas y riesgos, los leitmotivs, que daban insumo, coraje a este reconocimiento de orate siguen adheridos
a la esperanza de reconocer el mundo como si acabara de inventarse.
Después de Guayaquil, Ecuador se convierte en una zona bananera parecida al Urabá Colombiano; de allí proviene la riqueza de uno de los hombres con más poder en el mundo y que fue contrincante de Correa en las elecciones.
Poco quieren a Novoa y este rencor o ardor hacia
lo que ha hecho el hombre, lo dejan entrever a través de Eloy Alfaro y el chè
Guevara, estandartes de la revolución política propuesta por los planes de
gobierno y acogida con amor y orgullo por el pueblo.
Lemas histéricos como: "te arrastro como Alfaro"
o "viva Alfaro carajo", hacen parte de la idiosincrasia de una masa
que se dejó seducir por las ideas revolucionarias de unidad nacional. Correa
rinde cuentas a su país en mensajes sabatinos que son escuchados con fervor. La
cultura ecuatoriana es culta, dada al buen hablar y al debate sazonado en ideas
que propongan revoluciones constantes.
Por eso en las zonas del sur, en la tierra de los manglares, los plátanos y los cangrejos, los pensamientos de correa han logrado abonar terreno hasta el punto de crecer en protestas que supuestamente podrían llegar a mostrar los desmanes de un Lozano que pintan de tirano y enemigo del pueblo.
Política y cultura se mezclan con la melcocha de los paisajes; de por si, es conveniente afirmar, que la belleza de este país no se podría admirar tanto y tan explícitamente sin la envergadura político-ambiental que actualmente proyecta el gobierno hacia sus mismos residentes.
En la provincia del Oro, luego de dejar atrás las planicies floridas de los platanales de Machala; en los bosques secos de la parte central de la región de Manabi, comprendida esta entre
De los sinsabores tengo que comentar el ataque de unas avispas asesinas que molesté sin querer, de ellas me llevé tres recuerdos dolorosos, también tengo que mencionar aquel insecto que me picó en el rostro y que me inflamó un ojo durante un día entero; estas pequeñas circunstancias son solo gajes del oficio que te da la carretera y la aventura. Agradezco a Ecuador por todo lo que me brindó y por lo poco que puedo dejar entrever con mis palabras.
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