02 abril 2011

Haciendo memoria.




Te dicen:
Fuiste un accidente
Y, a veces, lloras resentido
Por el rostro que te pusieron
Para verte en los espejos.

Pero nada es cierto,
Todo es un aparato justo
Por ambicionar la luz,
La calidad de un cuerpo
Y un deseo caminando
Encima de la región de las larvas.

Te dieron el sol con sus crepúsculos,
Las ganas de buscarlo en el mar
O de olvidarlo en cualquier esquina
Como quien olvida la puntual
Nómina de los días.

Algo en la infancia
Sorprendió en tus miradas perdidas
La envidia de los ángeles
Que no precisaron nunca tu engaño
Y su pesada costumbre de cargar
Con alas hastiadas de milagros.

Algo fuiste escondiendo en el niño
Pero el tiempo sabe esperar
Y un día
Comenzará a cobrarte
Por haber ambicionado la presencia.

No lo sabes
Pero te alerto:
Todo lo debes;
La forma de sorprender una nube,
De celar el remolino de hojarasca
Que prodiga la sombra entre los árboles,
La insistencia de revelarle a otros cuerpos
Algo parecido al amor
Y la mísera gana
Con que has ido deteriorando los colores
Y apagando la voz en silencios inútiles para tu realidad.

Nada es castigo:
Es lo que aceptaste
Por querer incendiarte
Entre el viento
Y su cúpula de tierra crepitando.

No insistas más:
Todo lo robaste…
Un día tendrás que devolver la luz.

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