28 febrero 2011

LA MARIONETA



Los hilos sabían desde el principio

Los pasos y los abrazos que soñaría;

De una gasa puesta en lo invisible

Le mandaron sus tres amores

Y su montón de incertidumbres:

La almohada para no sufrir a solas,

El cigarro deshaciendo en humo su alegría

Y las ganas siempre ausentes de llorar en los rincones.


Pintaron en su cara pensamientos perdidos

Y entonces, la lágrima y el beso

Dieron inicio a su discordia

A la hora de saludar las despedidas.


Le apretaron el cuello

Y le tatuaron un inventario portátil

En su corazón enamorado del tic-tac de los relojes.


Le desempolvaron el cielo

Y la inmortalidad que, con olor ha guardado,

Todavía le hacía cosquillas en el sueño.


Lo empujaron hasta lo profundo de los arreboles

que tejía en su gemido la mujer del entusiasta

y le borraron la memoria en un caldo de caricias satisfechas.


La marioneta creció olvidando

Y día a día aprendió a verse

Con ilusión y algo de pregunta ante el espejo.


Le trazaron un camino de termitas

Para que sintiera envejecer sus cosas más queridas

Y poco a poco, los hilos,

se los fueron enredando entre las velas.


Al final del espectáculo yo también,

Busqué en el baúl, la marioneta de mi vida.

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