06 noviembre 2010

Delicatesen





Siempre que veo una película de Jean Pierre Jeunet siento unas extrañas emociones de exaltación y euforia que al parecer devienen del concepto que me he construido sobre su cine y que de una u otra forma determinan mi motivación respecto al gusto que merecen sus largometrajes.
Hay varios puntos clave que singularizan el arte de Jeunet, desde que vi “Amelie” o “largo domingo de noviazgo” y hasta “Alien la resurrección” advertí ciertos caracteres que lo individualizaban y lo dejaban a un lado, de lo que podríamos denominar cine de tendencia independiente y cine comercial. Sus filmes están dirigidos por cuatro relevantes atributos: 1. Los colores suavizados en sepia y realzados en ocres revelan un espíritu colorista emergente e innovador que suelen captar muy bien sus directores de fotografía. 2. El absurdo injertado al humor negro y esté experimento incrustado dentro de historias surrealistas trazan una línea muy delgada entre lo increíble y lo atroz. 3. La bizarra utilización de personajes ordinarios o mejor es decir extrañamente cotidianos produce siempre una atmosfera circense y 4. Las típicas inclusiones de omnipresencia con voces en off o circunscritas a monólogos y pensamientos paradójicos y el uso de collages fotográficos a los detalles promueven una señal de exploración de patrones necesariamente iterativos.
Este es un resumen técnico muy precario pero bastante gestáltico de lo que es el cine de Jeunet. Todas las películas al parecer tienen un sello patriótico. Las películas norteamericanas se reconocen por esa exagerada digitalización de cualquier color, gesto e ilusión especial en los efectos. Las películas latinas se señalan con sólo advertir en ellas el performance amarillista que dan a toda narración y que no pueden dejar de contextualizar dentro de los limites de un discurso siempre tercermundista, además está el sello indistinguible de los dialectos y la visualización acostumbrada de la representación propia de una cultura tradicionalmente arraigada en una dimensión modernista; el cine Europeo, tampoco escapa a esta clasificación, es muy parecido al latino, tiene la misma bizarra tendencia de contextualización y limitación idiosincrática de los saberes y las culturas, se hunde en la raíz de sus tradiciones y plasma sobre la pantalla historias que por lo general sólo son innovadoras en la reproducción de técnicas fílmicas artesanales que se elevan a la categoría de arte expresionista; en el caso del cine oriental tenemos dos tendencias: el asiático y el árabe-hindú; el primero glorificado por el pedestre paisaje dimensionado en narraciones épicas o marciales y que se identifica por su configuración cerrada de sus personajes; en el caso del árabe-hindú tenemos que reconocer que este ha logrado un avance técnico y narrativo impresionante, a pesar de estar todavía acostumbrado a la reproducción milenaria de sus regiones desérticas y su intocable narración de miserias humanas este cine hoy por hoy logra identificarse por dos cualidades más: la representación nítida de un nuevo estilo de visualización poli cromática y la utilización de personajes extremadamente jóvenes que revelan el cambio de paradigmas, es una inclusión de cisma postmodernista que debería estar ocurriendo en Latinoamericana o en Europa pero que sólo se está empezando a dar en oriente.
Sin embargo en el cine europeo hay señales antiguas de una producción artística inmejorable en cualquier otro país, esta escuela ha hecho posible el cine del pathos surrealista. El drama onírico que Estados Unidos no hace más que copiar con remakes, ejemplos, “Déjame entrar”, “Abre los ojos”, “El experimento” son sólo algunas de las malas adaptaciones que se han hecho de la artesanía cinematográfica europea.
Pero el cine de Jaunet no creo que sea posible adaptar a las configuraciones digitalizables de Estados Unidos.
Un modelo, la película “Delicatesen”, este filme pos-apocalíptico no se parece en nada a la tendencia de escombros, ruinas y degeneración de la raza humana que muestran los gringos, es más “Delicatesen” es la representación de un mundo no extinguido o al borde de la extinción sino de un mundo catastróficamente demente conservado por la cúspide de su degeneración esquizofrénica. Es la representación de un mundo que sobreviene a la locura o que sólo es posible imaginarlo desde la soberanía de la locura. El mundo entregado a la anarquía de lo irrazonable.
“Delicatessen” sin embargo otorga a esa clase de ordenamiento social unas predisposiciones que hacen que lo macabro se sostenga por un orden que se basa en las necesidades básicas. El hambre, la protección, el bienestar nuclear de la familia, la soledad y el amor como ejes irracionales que promulgan nuevas disposiciones generales al comportamiento humano.
Una obra tenaz que hace reír y sobre todo pensar. En ella esta lo básico de Jaunet, las cuatro características de su cine se lanzan vertiginosamente en una secuencia de imágenes y narraciones que elevan el término de escatología al nivel de símbolo dentro de una obra maestra.
Escenas inolvidables que sólo son posibles imaginarlas desde ese margen europeo, una película que sólo es posible conservar en los límites de la creación Pierre Jeunetesca.

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