16 enero 2012

PARADOJA



Hablar de mí hasta que no quede nada,
Nombrar la infancia como lo único
Y describir año tras año toda la soledad.

La poesía es una secreción de dolor,
Una exhumación de catacumbas
Y siempre hay pasadizos para llorar.

Con un poema que es igual al viento
Se puede conjurar la nostalgia
Pero nunca establecer el regreso.

Como quisiera que me inundaran
Y que un muerto fuese inolvidable.

No hay nada inmortal salvo el olvido.

El universo es tan minúsculo que apenas lo habito.
Nada puedo asegurar de las estrellas
Puede que ni siquiera existan cuando las veo
Pero sé que mi mundo morirá conmigo, sin mis palabras.

Escribo para intentar respuestas al silencio,
Para concebir una explicación a la apariencia,
Para comprender esta aparición, este pulso que se gasta.

Hay que hablar de mí porque ya estoy más que perdido
Porque me pusieron a gastar algo y no hay alternativa.

Hay que hablar de lo único que apenas reconozco
Pero hay momentos donde mi mano es una desconocida
Y se me hace extraño el color de la piel, su textura, su forma.

Tengo sangre. Eso es todo, el aire lo robo,
La palabra es recreada y el pensamiento no sé
Puede que tenga un volumen, una cosa visible
Pero mis huesos son más verdaderos.

La poesía es el consuelo,
Se escribe para insistir.
El resto es carroña.

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