13 septiembre 2011

BUSCANDO LIBERTAD.



De pronto estás en la cama
con esa sensación de escritura en la punta del cerebro,
coges una hoja: blanca,
ni una sola palabra para comenzar al menos,
miras por la ventana
y una mosca que llevaba todo el día estrellándose contra el cristal
parece agotada en un rincón del marco.

Revuelcas tu diccionario,
tus palabras menudas como si tuvieras un hormiguero adentro;
practicas un poco con ese crepúsculo raro que no te sabe a nada: lubricán
y de pronto te das cuenta que para la mosca
ese pedazo de cielo es la lóbrega piel que le tocó como destino:
no hay mucha diferencia: el mismo azul, la misma gana de salir volando.

Te pones a conciliar el sueño con el lenguaje, con la imagen,
con un tema… con algo que decir si quiera
y te llega un sargazo de basurales entonaciones
que vibran como una cigarra repleta de verano.

Con suerte has logrado decir que un poema es algo serio,
algo que lleva tiempo; un desespero.

Resulta que a esta altura puedes provocar una armonía,
algo que de cuenta de los versos libres que esperan su turno
para develar otro montón de incertidumbres
o al menos, para poner un infiernillo en la penumbra.

Después de tanto pensar, algo que no te suena a ritmo,
a pico de colibrí chupándote la flor de los nervios
te pone en retaguardia;
borras los zunchos, desmantelas el patio
y las azucenas que ya olían a infancia las dejas podrir entre las ruinas.

Te pones a pensar en el amor, a querer incrustar ese aguijón entre los versos,
pero la cuestión está en que la hoja ya no es blanca,
tiene algo que decir y una mancha de vino de aderezo.

Ahora sucede que no sabes cuándo parar,
si poner puños, el aliento de un cachorro,
el vello de un vientre o una crisálida como colofón de tus migajas.

Un dios te puso a enumerar el universo,
a escribir porque a veces está esa manía entre los labios
y lo mejor entonces de consejo
es valerse de un disparo
pensar en cosas tangibles como un seno
o dormir, dormir apenas.
Sentir que las alas ya no sirven
y llorar porque las moscas,
a pesar de muertas, también sueñan.

No hay comentarios.: