
Ver tu cuerpo turbulento
como un río bacante que,
apasionadamente serpenteando,
se lanza en vértigo
como un suicida entre las piedras.
Tocar tu cuerpo
con el tacto tembloroso
con que se tocan las cosas en la sombra.
Beber tu cuerpo:
sentir el frescor de una mañana
resbalando por mis ojos.
Conocer tu cuerpo
(asombrado, alegre),
como si de pronto estuviera
de viaje por mis sueños.
Recordar tu cuerpo con angustia
extrañando en la piel
la travesía de las manos.
Guardar tu cuerpo
en mi memoria
como quien lleva un dulce entre los dedos.
Después volver a mí,
volver con una intriga.
Regresar con la sensación molesta que se tiene
cuando se busca algo anhelado en los bolsillos
y no se encuentra nada.
3 comentarios:
Perdona mi atrevimiento.
Encuentro particularmente embriagante tu poesía, de modo que te dejo mi reconocimiento poeta.
Es tu obra magnifica, encuentro bello tu trabajo en poesía pero toda la visión amplia que plasmas desde las otras figuras.Saludos.
muchas gracias!
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