06 agosto 2019

Mejor arder

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Mejor arder

Margarita Losada Vargas
Bogotá, Colección los Conjurados. Común presencia editores, 2013.

El primer libro de Margarita, Mejor arder, es una colección de 40 pequeños poemas que condensan desde una nueva voz y una nueva interpretación los mitos líricos y lo mejor de la poesía latinoamericana.

No es que sus poemas se limiten a ser una  paráfrasis o que Margarita sea alguien que se dedica a re-interpretar, desde una nueva estructura sintáctica, los más profundos versos de Pizarnik, Vallejo, Jattin o Quessep. Lo que hace la poeta es, ante todo, parir aquello que queda tras la lectura y el estruendo que dejan los grandes espíritus. Lo que nos revela la neivana, es la irrefutable condición de todo poeta cuando se sumerge en la palabra, en lo aplastantemente poético.

Los temas que venera están como siempre anidados a la pupila que lee casi agónica, al borde del abismo. Sin reserva alguna sus poemas escarban entre las letras buscando ese ser del lenguaje, pero son sus referencias constantes al silencio, a la huida, al mar, a la flor y a los pájaros constantes del espanto pizarnikeano, las que van mutando su forma de señalar lo invisible. Infierno musical,  Huida, Sospecha, Confusión, Insomnio, Revelación, entre otros tantos, contienen el virus irrefutable de Buma. En unos más distantes, como Pensamiento, late Jattin con sus nubes, y el vacío de Vallejo se angustia en su verso, al sospechar que después de la palabra quizás no sobreviva la palabra. Pero también está el lamento de lo que se interrogó Quessep en su Poema pájaro. Entonces vemos que la poesía de Margarita, es sobre el resto de las cosas, algo que se va volviendo ceniza, que su palabra se quema y se hace silencio y que toda esa condensación o despojamiento que se presenta en cada poema es simplemente la forma más honesta de un rito para comprender e interiorizar el silencio.

Esta rutina que oficia con paciencia y con atroz desequilibrio impacta tan profundamente en Margarita, que sus poemas resultan dando cuenta de una supuesta especie de regreso a una esencia desconocida.

No por algo uno de los mejores poemas será aquel donde la sombra tutelar de Hölderlin, le traza esa necesidad de volver. Su poema Deseo,  es el tributo más maravilloso a aquella filosofía del desterrado, de aquella fe por afirmar el regreso a una tierra primigenia.

Su conexión con la tradición metafísica de los grandes líricos está tan metabolizada que su palabra se convierte en un punzón insuperable que sabe nombrar esa ausencia. No obstante, los poemas le sirven para ir dándole masa a su voz. Hoy por hoy podemos decir que Margarita es una exponente liberada de la influencia y que su registro, aunque minimalista, ha logrado sus propias y emergentes temáticas.
Mejor arder, es un libro de aprendizaje para cualquier poeta, un poemario repleto de guiños y coqueteos abiertos, pero es, también, una enferma liturgia del alma y el cuerpo frente al silencio que busca nombrar aquello que señalamos siempre como innombrable.

En el poema  Tal vez, un día, Margarita lo supone, alcanza a intuirlo. Lo roza.

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