Azul casi púrpura
Patricia Suárez
Orietta Lozano
Amparo Osorio
Luz Helena Cordero Villamizar
Eugenia Sánchez Nieto
Editorial gente nueva, Bogotá D. C.
2017
Quizás los dos decenios que más
nos han deparado con generosidad, belleza, calidad y cantidad poética femenina, sean los que están comprendidos entre los 50 y 60 y los 80 y 90. En el primero el ramillete
comienza con Renata Durán y se clausura con Luz Helena Cordero; entre ellas dos
la proliferación tiene su patrón festivo en el año de 1956. En el segundo grupo
que comienza con Lucia Estrada y termina con Alejandra Lerma, encontramos como
año más fecundo el de 1985.
Estos datos no son subjetivos,
obedecen a hechos primordiales de la historia de la poesía colombiana escrita
por mujeres en el siglo XX, tales décadas depararon para nuestra lírica, lo
mejor y más inolvidable de la escritura poética hecha por mujeres.
A estas alturas, es evidente que
las nacidas entre 1950 y 1961 son ya las denominadas maestras y así deben verse,
ya que su vida, su obra y su gestión han consolidado las vertientes por donde las
actuales poetas han logrado desarrollar y trasformar sus registros.
Sin embargo, no hay una
sistematización, una antología de la historia de la poesía femenina que dé
cuenta de este aspecto tan relevante para la comprensión de nuestra
literatura.
Azul casi púrpura es un intento por implantar
un documento que dé cuenta de esa ausencia.
Las cinco poetas de este
imprescindible poemario, hacen parte de esa generación que llamé Los
restituidores y que Flobert Zapata denominó como generación invisible, y que de
invisible no tiene nada, ya que los mejores escritores de nuestro pasado siglo
veinte están casi todos en esta generación, siendo los maestros vivos de las
posteriores.
Azul casi púrpura se desvive entre una
mística pensante y fundadora de hermetismos poéticos que dialogan con lo erótico y lo desamparado y con esa pulsión solitaria que cansada de callar busca gritar
su principio tal y como reza en el poema Origen
de Patricia Suárez:
Soy hija del vuelo del cometa
Soy su polvillo cósmico
La cuántica orfandad de lo finito
El brillo circular de los espejos
Fractal inteligente de la esfera
En íntimo silencio nos habita.
De ese azul subversivo y/o reaccionario
salen y maduran estas cinco poetas avanzando entre la violencia de un país
sangrante, de ahí el púrpura y el tinte crudo que manifiestan contra el
desaliento y la orfandad. Sus versos son el reclamo y la visualización de una
voz dadora de revanchas en esa lucha que precisa ser su palabra.
El brote de su oráculo es el signo
de la neurosis, la revelación de un siglo que las dejó solas y que ahora, justo
ahora, en estas nuevas generaciones comienzan su desquite.
Uno de los poemas de Luz Helena Cordero
pronuncia con severidad la sospecha:
Es su ángel el que ha perdido la esperanza,
La fe en vísceras y huesos,
Las ganas de custodiar al descreído,
Vuelto ahora un pucho de cenizas.
Y Dios
Sin asombro
Se ha quedado dormido[1].
Las mujeres y los hombres de este
nuevo siglo, antes de ufanarnos por intentar cualquier vanguardia deberíamos volver a ellas, al
vientre primigenio.
Ellas, amiga y amigo mío, ya lo
vaticinaron:
[…] Escribo
Delante de nueve cartas que se juntan,
Hacia atrás del tiempo en contravía,
A unas horas de regreso,
En las mañanas antiguas del futuro;
Como la yedra que hoy se inicia
Y empieza a recordarnos[2].
Este libro es ineludible, una luz entre tanta sombra.
[1] Del poema Diálogo con ángeles de Luz Helena Cordero, incluido en la
antología Azul casi púrpura.
[2] Del poema Orfandad de
Orietta Lozano, incluido en la antología Azul
casi púrpura.
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