05 diciembre 2011

La princesa Mononoke


El anime japonés tiene una gran diferencia con el anime estadounidense, su característica principal radica en la narración, en los temas semánticos con que aborda la ficción o la realidad; generalmente las películas animadas orientales son profundamente épicas, en sus filmes buscan retratar una lucha, un enorme conflicto entre dos energías siempre en búsqueda de evolución, hay en las historias un derrotero por explorar o dar a conocer exóticos sentimientos y misteriosas potencias de lo que puede entender o no el ser humano, en este sentido sus películas van más allá de una metáfora amorosa, una fábula, una leyenda, un reparto de héroes o un conjunto de situaciones heroicas y magnánimas.

Su toque consiste en una revelación fantástica que introducen a los conceptos, a las emociones o los hechos, esta dimensión cambia el sentido de ver, produce una nueva y generalmente, misteriosa forma de interpretar el universo, esta patina es el logro que hace que el cine animado oriental nos cautive.

Hayao Miyazaki en esta propuesta nos invita a ser participes de un mundo sin igual, un mundo donde los espíritus de la naturaleza consignan una guerra contra las ambiciones humanas y donde los guardianes tutelares del universo promulgan por una defensa de sus territorios.

La sutil manera con que se va desarrollando el proyecto nos hunde en una tierra narniana que supera todos lo concebible.

El mundo de Miyazaki aflora en un drama  que nos arrincona y nos pone a reflexionar sobre nuestros propios asuntos. Ambientada en una época medieval, La princesa Mononoke nos lleva al mundo de un guerrero que necesita salvar su vida y su pueblo y que para ello le es encomendada una misión suicida; en su aventura se verá involucrado sensualmente con los dos bandos en guerra, maravillosamente será ese pretexto y ese equilibrio que tendrá que sortear la avaricia y los deseos de los enemigos y encontrará a lado y lado de los bandos extrañas formas de amar y ser bueno también.

Una película donde un pequeño héroe se convierte en el hilo de Ariadna para lograr el equilibrio, una aventura de un guerrero que logra convertirse en avatar de un universo maravilloso.

Lobos que son espíritus, canteras monstruosas donde pulula el apocalípsis, hombres vendados en sangre y lepra que nos recuerdan las impactantes imágenes de la "Tumba de las luciérnagas",  guardianes de la naturaleza que podrían ser los precursores de "Número 9" de Tim Burton y el cortometraje de "Vudu" o el estilo dimensional de tantas y tantas películas estilo Matrix, codiciosos ladrones que nos llevan a recuerdos carnavalescos es lo que tiene este gran film, un film inolvidable.

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