Lo último que vi fueron las luciérnagas.
Quizá estábamos dormidos:
En el silencio la respiración es sólo un oleaje
que viene siempre prometiendo playas.
No debimos abrir los ojos
Pero me encantaba verte perdida entre la almohada.
Le temo a ese instante, pero recuerdo tus pestañas
como pétalos de una flor extraña.
Muchas cosas pueden crear el universo
Cuando el fin del mundo llega:
Una rosa embestida por el viento,
El rocío atrapando en infinitos los espejos,
Un ladrillo como un color escondido entre las ruinas,
la soledad bramando sobre la corriente de un río
y un escarabajo jalando con fuerza hacia la vida
son apenas pequeñas tretas para comenzar de nuevo.
Esa noche.
El mundo se derrumba de noche.
Un zancudo espera que el vidrio se haga viento,
El viento a que alguien abra la ventana,
Adentro es de sueño,
No hay frío en las manos
Y la voz tiene un rostro que despierta el alma dormida entre las rocas.
Lo último que vi fue el calor de tu beso incendiándome los párpados
Y sentí tu caricia sin fin resbalando, resbalando....
En un segundo no hubo historia
Pero si todo lo nuestro en la sonrisa.
Basta una chispa para sacudir la noche,
Para que mis ojos sean linternas flotantes
Danzando como medusas en lo negro de tu pelo.
Una imagen, una sola basta
Para parir de nuevo el mundo.
Esa noche
No nos despertamos,
Nuestras miradas se encontraron,
Estábamos tan cerca que parecíamos abrazar un solo cuerpo:
Vuelve a soñar te dije
Y cerré mi felicidad somnolienta entre tus labios.
En el fin del mundo
Yo estaba entre tus brazos:
Soñando.
Lo último que vi fueron las luciérnagas.
Eso basto.
Esa noche.
En la última noche del mundo
Tú y yo
Fuimos a despertar en el jardín.
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