03 noviembre 2010

Ritual Mapuche.



Sierra de Pilmaiquen.

Luna llena sobre fogatas agoreras.

Noche fría, expectante, poderosa.

El elegido calma su ambición.

La mirada férrea,

los músculos tensos.

Al igual que él

los demás candidatos intimidan.

El coraje es el ritual.

Con la mirada cíclope,

yergue su orgullo

sólo comprendido por las mapuches

que lo ansían en silencio.

Es un hombre curtido por la voracidad de su pueblo

y lleva en su adentro la esperanza de vengar una muerte.

El tronco preciso por tres días

no parece someter su deseo de conducir el grito de caza.

El guerrero se escultura, se atesora y se angustia,

Un anciano deja caer el pesadísimo eco

y todos se acercan en coro hacia el único hombre

de la bestiaria victoria.

Un pedernal azul le entregan al toqui

y “Caupolicán el macizo”

le nombran los dioses.

Sólo una lágrima,

la única,

dejó salir aquel día

el indio montaraz.

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