25 noviembre 2010

OMNI-TOPIAS




Fenomenología de la topología fantástica.

Fototopías: Ana Adarve y Marcelo Mejía.

Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia.

Exposición temporal.

Crítica.

El folleto plegable que le entregan al visitante es más que un volante de información, es un elemento de exhortación hacia lo que va a explorar. En él, el espectador se adentra en una persuasión visual mágica. Son las imágenes, primero, las que hablan, las que reflejan rectángulos de ensoñación, los espacios parecen reales pero su identidad elude cualquier escenario, crean, entonces su propio escenario. Fototopías les llaman.

El folleto nos da dos muestras de este concepto: Uno de los lados del plegable nos informa sobre el trabajo maravilloso de Marcelo Mejía Gaviria, que denomina a sus fototopías con el inevitable concepto de Foucault: las heterotopías.

Por el anverso del plegable, por su lado, encontramos a la fotógrafa Ana Adarve quien señala su muestra con un neologismo postmodernista que busca adentrarnos en la problemática actual del terrorismo: las fobotopías.

Ya adentro, con la escasa información obtenida, podemos decir que los ejemplos que cada autor plasma son fácilmente asimilables y fantásticamente asombrosos, la claridad de la fotografía se erige como espacio que posibilita la perduración de otros espacios y el del fotógrafo como apertura de nuevos. Ya en este punto la mente de cualquier transeúnte de museos se ve atracada por preguntas.

Me es conveniente entonces viajar, hacer ese turismo mental entre los datos y hallar aquellas dos conferencias donde Foucault logró constituir e institucionalizar la ciencia y el objeto de unos lugares especiales y que de una u otra forma determinan la ciencia de esta exposición. Foucault en su curiosa mente logró explicar aquellos lugares, que localizables en cualquier ciudad, campo, país o mundo, son a su vez emplazamientos que reflejan muchos espacios o ninguno. A esta clase de topos, que disgregan o agregan espacios, les denominó con el término de heterotopías, que como bien se indica hetero=otro(s) topos=Lugar.

Esos otros “lugares reales, lugares efectivos, lugares que están diseñados en la institución misma de la sociedad, que son especies de contra-emplazamientos, especies de utopías efectivamente realizadas en las cuales los emplazamientos reales, todos los otros emplazamientos reales que se pueden encontrar en el interior de la cultura están a la vez representados, cuestionados e invertidos, especies de lugares que están fuera de todos los lugares, aunque sean sin embargo, efectivamente localizables. Estos lugares, porque son absolutamente otros que todos los emplazamientos que reflejan y de los que hablan, los llamaré, por oposición a las utopías, las heterotopías” eso dijo Foucault aquella vez y desde entonces podemos localizarlos. Sin embargo también creó una ciencia para ese estudio: la ciencia heterotopológica, “cuyo objeto serían esos espacios diferentes, esos otros lugares, esas impugnaciones míticas y reales del espacio en el que vivimos.

Y es gracias a esta autonomía intelectual de que fue capaz Foucault que se pudo señalar el porqué de estos lugares y es desde este vértice de pensamiento de donde parten nuestros fotógrafos para mostrarnos con su lente, que dichos lugares, si existen y que fantásticamente son absolutamente emplazamientos que escapan, que inauguran o cuestionan.

Las heterotopías de Marcelo pertenecen sin embargo desde la ciencia de la heterotopología a aquella categoría de las “heterotopías de apertura”. Las fototopías del fotógrafo buscan mostrarnos aquellas heterotopías que conservan “un sistema de apertura y cierre, que las aísla del espacio que las rodea o que sirven para entrar en los demás espacios. El concepto es sencillo: “En general, - en la heterotopía de apertura uno entra allí como Pedro por su casa - o porque se ve obligado a hacerlo” son portales, espacios intermedios, alephs que plasman la maravilla de nuevos espacios mágicos: una sala de espera, una entrada o salida de un terminal o museo.

En el caso de Ana Adarve, sus fobotopías más que señalarnos la paranoia postmoderna, nos demuestran la categoría de aquellas “heterotopías de creación de lugar perfecto” que se emplazan y se construyen hoy más que nunca en lucha contra la institución urbana. Estas heterotopías son un escape pero a la vez un símbolo y una necesidad de emplazamiento que iría en esta medida a establecer lo que busca decirnos la fotógrafa: nos permiten la tranquilidad, el solaz de ese mundo real que nos ataca. Las imágenes son claras muestras de los suburbios.

Así de esta forma la muestra de la fotógrafa se constituye como isla y la del fotógrafo como terminales: arquitectónicamente estamos hablando de que la exposición nos habla de los espacios de transición y de los espacios de permanencia que desde cierta mirada se constituyen como heterotopías.

Ahora bien, la exposición no sólo busca que uno piense estas cosas, sino que también nos reproduce o nos injerta ciertas sospechas. Foucault habló de los otros lugares y fue capaz de darle un nombre, pero se olvidó o ignoró voluntariamente una denominación para los lugares comunes, los reales, emplazados en la cotidianidad y la rutina. Eso lugares reales que me gustaría denominar aquí como Homotopías, homo=mismo o para ser más certeros Emitopías: emi=medio. Considero que el último término sirve más, «para Mauss El hombre "medio", es, en la sociedad moderna, cualquiera de las personas que no pertenecen a la élite. El hombre "medio" es semejante a "casi todos los hombres de las sociedades arcaicas o atrasadas" en que presenta como ellos una vulnerabilidad y una permeabilidad al entorno inmediato que permiten precisamente definirlo como "total"». Así mismo las emitopías que parten del prefijo medio de Mauss servirían para señalar precisamente esos entornos inmediatos y comunes.

No obstante si las emitopías están en dinámica constante con las heterotopías ¿Qué posibilita el encuentro, para que nosotros, como traficantes de esos lugares o toponautas, podamos tener? Me es imprescindible utilizar el término de Marc Augé: “Los no lugares” los cuales serían aquellos emplazamientos insoslayables (avenidas, caminos, etc.) para poder acceder a las emitopías y a las heterotopías y que en esta medida se convertirían en “diatopías”: topos entre o a través de.

Pero una última consideración por las imágenes; si las exposiciones o muestras de los fotógrafos son denominadas fototopías; como la imagen de un lugar, podríamos entonces considerar que más allá de la imagen, la escritura que habla sobre y de ellas es aun una herramienta más abarcadora que dichas realidades.

He hablado de las diferentes clases de topos fantásticos que existen desde la posibilidad inventiva, sin embargo, falta la más maravillosa y que de alguna forma imposible intenté ejecutar aquí: la escritura que los revela, la escritura que habla de ellos, conjugándolos, yuxtaponiéndolos y dinamizándolos: la escritura entonces como la verdadera Omnitopía.

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