17 febrero 2011

Cacimba





A Ana Belén Cardinali, la poeta
Que sacó del silencio estos versos:

Sabes que tu existencia
Es un objeto roto e invisible,
has padecido esta ruina


Con toda mi admiración.

Tengo, a veces, me dan ganas
Pero sobre todo, está cierta cosa insistiendo silencio
Apagando la boca.

Si te contara que puedo imaginarte a solas
Como un mito, como una dragona que le pesa su fuego.

Hay tanta niebla para sospecharte detrás,
Tanto olvido para merecerte en miradas
Que no atino siquiera a decir tu nombre para conjurar los desvelos.

Algo temo, algo siento desgarrado como grietas entre la sombra
Pero sé que es apenas mi costumbre de soñarte los dientes sonriendo
Para decir que a Dios también le tiemblan sus arreboles y sueños.

Pero no me creas ahora.
Aquí estoy yo que a veces te tengo,
Que a veces me aferro a tu nostalgia y tu forma de nombrar los diluvios
O esa extraña manía de extrañar, de prender un poema como si fuera un cerillo.

Ambos, lo creo, crecimos con dolor sin saberlo.
Y sé que no es cierto, que la infancia estuvo preñada de besos.
Pero como mentirle a un cuerpo
que cada día me empuja buscando acantilados para despeñar los secretos.

Quiero que sepas, que de verdad te enteres.
Que aquí estoy con mis deudas de siempre:
Con unas alas enormes que no se como funcionan
Y que me entorpecen cualquier gana de trepar a los árboles.

Soy yo un color, soy esa luz que juega a ser sombra en el arco de Córdoba,
El color que la noche le ofrece a la piedra en la vieja rotonda.

No te asombres, a veces digo cosas que parecen meandros,
Pero son sólo charcos, huellas de sangre que aplastan la roca.

Algo extraño debemos a la noche, por eso los desvelos
Y esa cadena de versos que nos ponen a astillar las ausencias.

Vinimos al mundo para ofrendar el corazón
Pero hay seres perdidos como el cian en los mares
Que no sabe sino de espuma y galeones hundidos.

Otra gana de amor tendrá sombras mortificadas por los huesos sagrados;
Aquí en mi soledad, te confieso, aprendí a hacer flautas con la sombra de los tuyos.

Unas cuantas palabras he repetido, unos ademanes de ciego,
Una manera de caminar hasta el baño o encender un cigarro.

Yo te imagino, eso intento, pero no te logro en los rincones acechando los libros,
Ni me llegan ideas de cómo, en ciertas llanuras, te acaricias los senos aturdidos por frío.

Sólo tengo un trozo de tu voz riendo, un pequeño suspiro de sueño
Unos silencios y la mágica forma de aparecer gatos y versos.

Los poetas limpian la cachaza que tienen los días,
Le imprimen el valor de seguir al planeta,
Lo ilusionan con nada.
Pero hay cosas que quietas, se deslizan hasta chocar con la angustia
Y entonces un poema, un tropo, zozobra como un tronco en la corriente del llanto.

No te preocupes por desellar lo invisible,
Por sufrir a cántaros, o acercar hacia el fuego tus dedos dormidos.

La gota de luz se suicida,
El ojo del pez se evapora y crea las nubes,
Cada lágrima escribe un destino,
Los cuerpos se vacían o se rompen:
Lo sentenciaste en una espalda que se quebró con tus besos.

No hay nada que no vibre con cierta nota,
ni alma que no encuentre su epitafio en las flores.

Pero tu y yo sabemos que eso también es mentira,
Que son solo intentos de decir otra cosa,
Que algo vive desalojando por dentro,
Sacándonos chispas, náufragos, noches impunes.

Destruir es casi ya una costumbre,
Un ritual donde meditar ya no es seguro
Porque un animal que aúlla insiste en ablandar los espejos.

Yo le tengo pavor a la luna que no me mira:
A su espalda tatuada de nieve.

Sin embargo, vos: tu lluvia, tu cisne enlutado,
Una cacimba de afecto, en mi pecho han logrado.

2 comentarios:

-Anna- dijo...

Todavía no despego los párpados, digamos que en este momento soy un gato en sus primeros 5 días de vida. Y que suerte tengo yo de ser recibida a este mundo con semejante gesto.

Te creo tantas cosas. Pero creo que en esencia es cuestión de entender que el corazón que a cada uno nos dieron es demasiado grande para este mundo y que por eso huye, se eriza, se hace poema, sufre la soledad como si le diera verguenza llenarse de amor o de gente. Y estoy casi segura que es algo aprendido, porque sí, la infancia era felicidad pero optó por el olvido.

Yo sé que allí estás, que aparecés y yo aparezco tarde. Sé que estás, y al parecer, como yo, perdiste el manual de esas cosas que crecieron en la espalda; que aún llevás los días a ceniza y le inventás nombres a la carencia. Pienso que es extraña esta costumbre implacable de ser animal terrestre, de recrearse sobre la palabra para enfrentar el miedo a volar.

No sé qué cosas digo. Pero tengo una certeza: es hora de amansar el silencio, yo también estoy de este lado y traigo una lista de mundos para leerte.

Gracias se me hace poco. Pero gracias.

Un abrazo Zeu, mi rebelde amigo Zeu. =)

ZEUXIS dijo...

A veces sales con ciertas cosas tan bonitas que como no extrañarte.
Ana, desde el primer momento en que supe de tu escritura algo me llamó la atención, no eran los errores por supuesto, no era l fotografía de la mamasita, aunque a decir verdad esto influyó bastante, ya que sólo me aceptaba lecturas de mujeres bonitas, uno que otro poema de un hombre, de un viejo y por ahí las normales, pero la cosa era más o menos así. Sin embargo vos tenías una búsqueda que iba más allá de nombrara el amor, los caprichos, los dolores sufridos por el otro que ya no amaba. Y como olvidar que comenzamos un diálogo fuerte, intentabas parecer tan diplomática, tan mediadora, la luna nos posibilitó esos diálogos conciliadores y luego no sé cómo resultamos hablando grueso y yo me preguntaba como diablos algunas niñas bonitas les daba por complicarse la vida con algo que sólo era cuestión de locos y solitarios, pero fuiste develando tu dolor en esencia y me fui dando cuenta que adentro tenías el alma tan extraña como siempre se ha sentido en este mundo.
Ana, gracias no es poco, es todo mi niña, para entenderlo mejor me es preciso dilucidar ciertas magias de esa alabanza que me has hecho: al decirme gracias con tu acento, con tu felicidad, no sólo fuiste repetitiva en suma sino más, porque te atreviste a responderme con esta pequeña misiva tan repleta de cosas saltando con cariño hacia mis ojos, cantaste laudes en voz alta sin importarte nada y eso es una de las características esenciales de la gracia.
Al darme las gracias también lograste una triple anotación, me llenaste la mañana de abundancia, de alegría, de belleza.
y honrarme así, con esa elegancia es como si las gracias fueran caricia también.
Si Ana gracias eso es todo lo que he dicho y más, una palabra que encarece al encanto. El significado o el uso más antiguo lo encontramos en una de las primeras lenguas y con ella no sólo se proporcionaba el canto sino se manifestaba una alabanza a ese ser que cantaba. Bueno, eso fue lo poco que me diste y pues, entonces, me dejaste sin la más importante de las palabras para poder responderte con algo. No me queda de otra Ana que escribirte un signo que si bien muy humilde no pasa de ser un espejo tan poderoso como la palabra que has nombrado: estoy "agradecido". Sigue, tu sabes lo que dices.