Bonus:
vídeo clip del poema: Desollando el llanto, voz del autor.
Tras los latidos de un confesionario poético.
Análisis personal de un poemario secreto.
Las
cosas que aprendí es un libro que
contiene algo más de una veintena de poemas, no fue escrito como un proyecto
poético totalizador, quiero decir con esto, que no fue comprendido y
visualizado como un libro que se va edificando teniendo como sustrato un
esqueleto y como consecuencia cada poema se inscribe y se escribe para ese sólo edificio. No. No me
senté y dije, voy a escribir un libro que se llame Las cosas que aprendí. Eso, todo ese trabajo de carpintería, vino
después.
El poemario es un sustituto de toda una idea
poética, los poemas fueron escogidos y organizados de acuerdo a un sistema que
ya se había concebido bajo la denominación de Poesía de la autopsia.
Cada poema pertenece a una época distinta de mi
vida, reunidos, exponen toda la filosofía de mi expresión como poeta. Los
primeros poemas fueron concebidos en el 2010 y los más recientes pertenecen al
2015.
Como libro de poemas, las cosas que aprendí, establece el inicio, el tono, el registro
mismo, los temas recurrentes y la filosofía de todo el sistema de la autopsia y
por lo tanto es el primer opúsculo del ciclo de Iniciación donde se encuentran:
Las cosas que aprendí, Las evidencias rescatadas, El énfasis encontrado y La
euforia otorgada. A este período lo continúan con sus respectivos títulos los
ciclos de:
Vocación
La pasión y le vértigo
La vocación y el destino
La condición declarada
Dedicación
Los nombres de mi sangre
Los objetos de mi devoción
y
Destino
La realidad postulada
La trasmisión del vivir
La mitad de mis huesos
La imagen decisiva
En general la poesía
de la autopsia como obra completa y única reúne 4 ciclos y un total de 13
poemarios, El hecho de que sean 13 obedece a un capricho esotérico, nací el día
13 y ese número está asociado en mi caso con el judaísmo, ya que el 13
significa la edad justa cuando un niño se convierte en un miembro con pleno
derecho a ejercer la fe judía, además el 13 es un número con el que se puede
representar por lo general principios y atributos con gran carga de cambio o
renovación y lo que busco con la poesía de la autopsia es eso, generar un
cambio poético.
Las
cosas que aprendí son el abrebocas a
todo ese universo y un compendio de claves pulidas y puestas cuidadosamente
para demostrar toda una obra.
Por ello me veo en la necesidad de explicar, como
lo hizo Joyce con su Ulises, algunos aspectos que permitan un entendimiento y
sobre todo que faciliten una lectura teórica a los críticos antes de que estos
se devanen los sesos intentando vislumbrar los tornillos que dejé metidos hacia
adentro y que no son fáciles de ver poniendo el libro así sea a contraluz.
El poemario consta de 22 poemas. Este número
espejo hace referencia sobre todo a los arcanos mayores del tarot que son 22, y
además, 22 es el número exacto del alfabeto hebreo que tantas maravillas
me ha traído con la cábala. Por otro lado, el 22 es un número de sabiduría y
conocimiento, dos propósitos que quise insertar en todo el poemario.
No obstante, este extracto de poemas, no es un libro
iniciático, es un prolegómenos, una bitácora de navegación y al mismo tiempo un
compendio del sistema.
El poemario está dividido en 5 partes. El
siguiente esquema explica cada segmento:
Más allá de este bosquejo vale la pena decir que
el libro es cíclico, comienza con una revelación y termina con otra.
El poemario comienza con un poema titulado Revelación y los primeros versos rezan:
No
temas a desconocer
A
perpetrar en las noches
Una
hazaña viciada de felicidad.
De ahí en adelante el libro busca desprenderse en
esas revelaciones que una vida contemplativa va realizando hasta llegar a esa
noche, al instante de esa noche donde el poema mismo nos exhorta a perpetrar
hazañas.
El último poema se titula Presencia de la despedida, el poema conlleva un doble sentido, es
el final; como autor me despido y cierro el libro, pero también en los últimos
versos de este establezco la rueda del destino al decir:
Algún
día
la
zozobra te llegará
con
todas sus demandas a cobrarte.
Entonces,
te
sentarás al borde de la cama,
te
revelarás algunas respuestas
tardíamente
justas
y
comenzarás
con
lúcida paciencia
a
despedirte
de
todas las cosas que te amaron.
He ahí el juego, el eterno retorno, el ciclo
completo. E libro es redondo y su clave consiste en la revelación. Por eso el primer develamiento tiene que ver con una
profecía. El poema Evolución
manifiesta esta necesidad de develar el futuro de lo que soy o seremos.
Tras dilucidar o argüir un destino continúo el
poemario con el poema El viajero, a manera
de invitación, pero esta invitación es un viaje mental, un viaje que pertenece
a la noche de donde nace todo mi sistema confesional, por esos en los últimos
versos de este poema digo:
siempre
hay noches
para
delirar con toda la piel a la expectativa,
para
lograr sonreírle a una pared
como
si se avistara un crepúsculo.
El viaje consiste en una contemplación interior,
en una interiorización de la vida con la palabra.
Al comprender que vida y literatura no pueden ir
desunidos establezco un recuerdo, una veracidad, un dato incuestionable sobre
el que reflexiono como un exegeta.
Soy sur americano y desde que tuve certeza del
don, quise conocer el mundo, explorarlo, dedicarle tiempo y espacio, saber que
era ser sur americano más allá de toda literatura.
Sin pensarlo mucho me fui sin un peso en el
bolsillo, como un vagabundo y conocí toda la geografía de nuestro pedazo de
continente, de la manera más cruda y sentida posible.
El poema Impresiones
de una sur América imaginada, es la muestra de ese vivir traslapado a la
poesía
A esas cosas que viví, le siguen dos poemas de
aprendizaje, Las cosas que aprendí y lo
intempestivo.
En el siguiente, Lo que el ojo dejó atrás busco posibilitar el des-aprendizaje, aprender
a des- aprender consiste en reflexionar sobre la propia evolución y crearse,
como Artaúd es ponerse en la tarea de ser el tutor de uno mismo y agenciarse alrededor
toda una mitología poética.
Por eso el poema que continua la obra es Mito; venimos de la orilla, de la playa
y desde ahí hemos anhelado lo desconocido, el poema es a la vez un tributo a uno de mis mayores
maestros de la poesía colombiana el poeta Héctor Rojas Herazo y los versos
buscan hacer un guiño a ese hermoso poema de su autoría que se titula Canción, el poema es a su vez una re-escritura en verso del
cuento El ahogado más hermoso del mundo
de Gabriel García Márquez.
Señales en la oscuridad es un poema de amor, él
único del poemario y atiende a una doble necesidad, por un lado es una
confesión sobre la condición amorosa y por el otro es un manifiesto cariñoso y
revelador de mi pasado y del destino literario, de ese ser literario que
entabla la reconciliación consigo mismo y por ende se atreve en el
siguiente poema Ansias de huir a decir:
Escribir
muy despacio
para
tener conciencia
de
la palabra que palpita.
De aquí en adelante el resto de los poemas hasta Escribir, trazan la exposición sucinta
del registro, de esa voz de la autopsia y de ese estilo poético confesional que
es toda mi poesía.
Contra
corriente, Fundición del hombre al que le nacieron recuerdos, Prometeo, Desollando
el llanto, Ante un ruido nocturno, Asimilación de la sangre, Inmanente, La
cinta de moebius y Poema del espanto son
los poemas canónicos que promocionan la poesía de la autopsia, el material que
dice que sí hay una poesía perteneciente
a este nuevo decir y que para poder escribir así la autopsia se hace en carne viva (Inmanente).
Escribir
y Mi poesía,
son una suerte de arte poética. Con estos poemas completo el libro y conjuro el
inicio, la enumeración de un sistema poético. Las cosas que
aprendí, quedan plasmadas y argumentadas porque como muy bien lo dice el poema Asimilación de la sangre:
La
revelación, casi siempre,
comienza
en los rincones de la mirada
donde
no te hallas
pero
avanza y con el tiempo
invade
hasta tu manera de cansarte.
Dos aspectos ulteriores:
1.
Los epígrafes: al nombrar
Terry Eagleton citando que «un poema es una
declaración moral», lo que busco argumentar es que todo el libro es, sobre
todas las cosas, una declaración, un manifiesto en sí mismo y cuando cito a Fernando
González Ochoa con eso de «vivir es ir desnudándose, digiriendo la nada de uno»,
establezco la confesión de que toda mi poesía consistirá en revelar la
autopsia.
2.
La portada:
la ilustración es netamente simbólica y fue
realizada por mi padre. En ella se puede ver una mano abierta de la que sale
una cadena que culmina en un puño de ese puño se desprenden unas alas de libélula.
La mano soy yo, soltando todos mis poemas, esa cadena de poemas que cobran
fuerza y a los que les nacen alas de libélula; insecto repleto de toda una mitología. Con
la libélula no sólo insisto en la revelación; ya que al ver una libélula se
dice que algo va a ocurrir sino que propongo la capacidad de auto realización,
concepto inherente a todos los imaginarios sobre este insecto.
Hasta aquí todos los secretos ocultos o herméticos en el poemario,
podría extenderme en los avatares de cada poema, pero considero que eso ya hace
parte del deleite mismo de la interpretación de cada lector.
Así pues, dejo esta guía para los amantes de Las cosas que aprendí, deseándoles grandes caminos literarios.
Y como dicen los últimos versos de Escribir poema que es un elogio a Robert Graves cuando dijo que uno debía «escribir hasta que le sangraran los dedos»:
Así pues, dejo esta guía para los amantes de Las cosas que aprendí, deseándoles grandes caminos literarios.
Y como dicen los últimos versos de Escribir poema que es un elogio a Robert Graves cuando dijo que uno debía «escribir hasta que le sangraran los dedos»:
Escribir,
escribir
hasta que comencemos
a
aparecer entre las cosas.
Zeuxis
Vargas, Bogotá, 2017.
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