16 noviembre 2017

ABRIR EL COFRE

Bonus:

vídeo clip del poema: Desollando el llanto, voz del autor.


Tras los latidos de un confesionario poético.
Análisis personal de un poemario secreto.

Las cosas que aprendí es un libro que contiene algo más de una veintena de poemas, no fue escrito como un proyecto poético totalizador, quiero decir con esto, que no fue comprendido y visualizado como un libro que se va edificando teniendo como sustrato un esqueleto y como consecuencia cada poema se inscribe  y se escribe para ese sólo edificio. No. No me senté y dije, voy a escribir un libro que se llame Las cosas que aprendí. Eso, todo ese trabajo de carpintería, vino después.

El poemario es un sustituto de toda una idea poética, los poemas fueron escogidos y organizados de acuerdo a un sistema que ya se había concebido bajo la denominación de Poesía de la autopsia.

Cada poema pertenece a una época distinta de mi vida, reunidos, exponen toda la filosofía de mi expresión como poeta. Los primeros poemas fueron concebidos en el 2010 y los más recientes pertenecen al 2015.

Como libro de poemas, las cosas que aprendí, establece el inicio, el tono, el registro mismo, los temas recurrentes y la filosofía de todo el sistema de la autopsia y por lo tanto es el primer opúsculo del ciclo de Iniciación donde se encuentran: Las cosas que aprendí, Las evidencias rescatadas, El énfasis encontrado y La euforia otorgada. A este período lo continúan con sus respectivos títulos los ciclos de:

Vocación
La pasión y le vértigo
La vocación y el destino
La condición declarada

Dedicación
Los nombres de mi sangre
Los objetos de mi devoción

y

Destino
La realidad postulada
La trasmisión del vivir
La mitad de mis huesos
La imagen decisiva

En general la poesía de la autopsia como obra completa y única reúne 4 ciclos y un total de 13 poemarios, El hecho de que sean 13 obedece a un capricho esotérico, nací el día 13 y ese número está asociado en mi caso con el judaísmo, ya que el 13 significa la edad justa cuando un niño se convierte en un miembro con pleno derecho a ejercer la fe judía, además el 13 es un número con el que se puede representar por lo general principios y atributos con gran carga de cambio o renovación y lo que busco con la poesía de la autopsia es eso, generar un cambio poético.

Las cosas que aprendí son el abrebocas a todo ese universo y un compendio de claves pulidas y puestas cuidadosamente para demostrar toda una obra.

Por ello me veo en la necesidad de explicar, como lo hizo Joyce con su Ulises, algunos aspectos que permitan un entendimiento y sobre todo que faciliten una lectura teórica a los críticos antes de que estos se devanen los sesos intentando vislumbrar los tornillos que dejé metidos hacia adentro y que no son fáciles de ver poniendo el libro así sea a contraluz.

El poemario consta de 22 poemas. Este número espejo hace referencia sobre todo a los arcanos mayores del tarot que son 22, y además, 22 es el número exacto del alfabeto hebreo que tantas maravillas me ha traído con la cábala. Por otro lado, el 22 es un número de sabiduría y conocimiento, dos propósitos que quise insertar en todo el poemario.

No obstante,  este extracto de poemas, no es un libro iniciático, es un prolegómenos, una bitácora de navegación y al mismo tiempo un compendio del sistema.

El poemario está dividido en 5 partes. El siguiente esquema explica cada segmento:



Más allá de este bosquejo vale la pena decir que el libro es cíclico, comienza con una revelación y termina con otra.

El poemario comienza con un poema titulado Revelación y los primeros versos rezan:

No temas a desconocer
A perpetrar en las noches
Una hazaña viciada de felicidad.

De ahí en adelante el libro busca desprenderse en esas revelaciones que una vida contemplativa va realizando hasta llegar a esa noche, al instante de esa noche donde el poema mismo nos exhorta a perpetrar hazañas.

El último poema se titula Presencia de la despedida, el poema conlleva un doble sentido, es el final; como autor me despido y cierro el libro, pero también en los últimos versos de este establezco la rueda del destino al decir:

Algún día
la zozobra te llegará
con todas sus demandas a cobrarte.

Entonces,
te sentarás al borde de la cama,
te revelarás algunas respuestas
tardíamente justas
y comenzarás
con lúcida paciencia
a despedirte
de todas las cosas que te amaron.

He ahí el juego, el eterno retorno, el ciclo completo. E libro es redondo y su clave consiste en la revelación. Por eso el primer develamiento tiene que ver con una profecía. El poema Evolución manifiesta esta necesidad de develar el futuro de lo que soy o seremos.

Tras dilucidar o argüir un destino continúo el poemario con el poema El viajero, a manera de invitación, pero esta invitación es un viaje mental, un viaje que pertenece a la noche de donde nace todo mi sistema confesional, por esos en los últimos versos de este poema digo:

siempre hay noches
para delirar con toda la piel a la expectativa,
para lograr sonreírle a una pared
como si se avistara un crepúsculo.

El viaje consiste en una contemplación interior, en una interiorización de la vida con la palabra.

Al comprender que vida y literatura no pueden ir desunidos establezco un recuerdo, una veracidad, un dato incuestionable sobre el que reflexiono como un exegeta.

Soy sur americano y desde que tuve certeza del don, quise conocer el mundo, explorarlo, dedicarle tiempo y espacio, saber que era ser sur americano más allá de toda literatura.

Sin pensarlo mucho me fui sin un peso en el bolsillo, como un vagabundo y conocí toda la geografía de nuestro pedazo de continente, de la manera más cruda y sentida posible.

El poema Impresiones de una sur América imaginada, es la muestra de ese vivir traslapado a la poesía

A esas cosas que viví, le siguen dos poemas de aprendizaje, Las cosas que aprendí y lo intempestivo.

En el siguiente, Lo que el ojo dejó atrás busco posibilitar el des-aprendizaje, aprender a des- aprender consiste en reflexionar sobre la propia evolución y crearse, como Artaúd es ponerse en la tarea de ser el tutor de uno mismo y agenciarse alrededor toda una mitología poética.

Por eso el poema que continua la obra es Mito; venimos de la orilla, de la playa y desde ahí hemos anhelado lo desconocido, el poema es  a la vez un tributo a uno de mis mayores maestros de la poesía colombiana el poeta Héctor Rojas Herazo y los versos buscan hacer un guiño a ese hermoso poema de su autoría que se titula Canción, el poema  es a su vez una re-escritura en verso del cuento El ahogado más hermoso del mundo de Gabriel García Márquez.

Señales en la oscuridad es un poema de amor, él único del poemario y atiende a una doble necesidad, por un lado es una confesión sobre la condición amorosa y por el otro es un manifiesto cariñoso y revelador de mi pasado y del destino literario, de ese ser literario que entabla la reconciliación consigo mismo y por ende se atreve en el siguiente  poema Ansias de huir a decir:

Escribir muy despacio
para tener conciencia
de la palabra que palpita.

De aquí en adelante el resto de los poemas hasta Escribir, trazan la exposición sucinta del registro, de esa voz de la autopsia y de ese estilo poético confesional que es toda mi poesía.

Contra corriente, Fundición del hombre al que le nacieron recuerdos, Prometeo, Desollando el llanto, Ante un ruido nocturno, Asimilación de la sangre, Inmanente, La cinta de moebius y Poema del espanto son los poemas canónicos que promocionan la poesía de la autopsia, el material que dice que sí hay una poesía perteneciente  a este nuevo decir y que para poder escribir así la autopsia se hace en carne viva (Inmanente).

Escribir y Mi poesía, son una suerte de arte poética. Con estos poemas completo el libro y conjuro el inicio,  la enumeración de un sistema poético. Las cosas que aprendí, quedan plasmadas y argumentadas porque como muy bien lo dice el poema Asimilación de la sangre:

La revelación, casi siempre,
comienza en los rincones de la mirada
donde no te hallas
pero avanza y con el tiempo
invade hasta tu manera de cansarte.

Dos aspectos ulteriores:

1.      Los epígrafes: al nombrar Terry Eagleton citando que «un poema es una declaración moral», lo que busco argumentar es que todo el libro es, sobre todas las cosas, una declaración, un manifiesto en sí mismo y cuando cito a Fernando González Ochoa con eso de «vivir es ir desnudándose, digiriendo la nada de uno», establezco la confesión de que toda mi poesía consistirá en revelar la autopsia.

2.      La portada:



la ilustración es netamente simbólica y fue realizada por mi padre. En ella se puede ver una mano abierta de la que sale una cadena que culmina en un puño de ese puño se desprenden unas alas de libélula. La mano soy yo, soltando todos mis poemas, esa cadena de poemas que cobran fuerza y a los que les nacen alas de libélula; insecto repleto de toda una mitología. Con la libélula no sólo insisto en la revelación; ya que al ver una libélula se dice que algo va a ocurrir sino que propongo la capacidad de auto realización, concepto inherente a todos los imaginarios sobre este insecto.

Hasta aquí todos los secretos ocultos o herméticos en el poemario, podría extenderme en los avatares de cada poema, pero considero que eso ya hace parte del deleite mismo de la interpretación de cada lector.

Así pues, dejo esta guía para los amantes de Las cosas que aprendí, deseándoles grandes caminos literarios. 

Y como dicen los últimos versos de Escribir poema que es un elogio a Robert Graves cuando dijo que uno debía «escribir  hasta que le sangraran los dedos»:

Escribir,
escribir hasta que comencemos
a aparecer entre las cosas.



Zeuxis Vargas, Bogotá, 2017.





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