13 febrero 2012

LUNA Y BICICLETA.


O mejor que Opio en las nubes.

Ana me hace ojos, me habla y se que está a punto de estrellar la noche contra la felicidad. Comienza el amor otra vez. Gris saca el cuaderno y se  pone a picar el perico. De a dos para cada uno. Luego, sosténgame aquí, y está bueno este embalecito, ya no echamos otro. Me pasan una copa de Old y la recibo porque no hay más y además la cuestión es emborracharse. Llegan tres chicas ebrias. Una hace poses de calendario, ya va por Abril y nosotros que no la comemos con los ojos, pero…¡Dónde estoy!, risa de todos. Ese chiste tiene marca registrada y me miran y volvemos a reir. Esteban completa con un: No sea que toque empezar a marcar el 123. No, mejor vámonos para la casa, Esteban se le ha lanzado a la chiquita que le encanta hacer el oso. Nos leemos la mente, es la líbido, la noche pide sexo.
Vamos al baño, me meto en el de mujeres, allí Ana lo está picando de nuevo, metemos, yo bailo, me muevo por todo el pasillo como si llevara en la espalda unos turbos dobles, voy a mil, saco la botella de wisky, una ronda, salimos. Hay que parar, semáforo en rojo, luces, las luces son carros, son postes, son luces amarillas melocotón, amarillas durazno, hay rojas, hay muy pocas verdes y azules, nos separamos, se hacen oscuras las calles, yo camino hasta donde esta Pedro, el tiene los ojos pequeñitos, necesita chorro, está muy embalado, necesita equilibrio, hablamos de estimulantes, de depresores, de nenitas. Me pasa el porro, subimos las escaleras. Somos los últimos en llegar. Adentro Siete muestra su sonrisa y pone música, al fondo hay una chica que es chico, al lado está la de las nalgas hermosas y de cabello como que sigue cayendo. Hay otra nena y otra más, la perra corre detrás de la pelota. Pulga salta, está contenta. Festejamos, una pizza para cada uno, la niña de los pollitos se come todo el maíz pira y no hace sino mirarle los grelos a Esteban. Me quedo con el video del trip, Ana me dice que está reacida y yo le digo que me gustaría subirme en ese bus.
Ya se han ido algunas chicas, quedamos los de siempre. Queremos más. A dónde ir, ya es de madrugada, la noche es joven. Vamos a la Avenida, en el camino, amigos, luces, calles desiertas, nadie nos roba, somos el peligro. Llegamos a la Avenida. Otras cervezas, otros pases, hay una niña es muy linda en la bañera, nos sentamos en las pelotas, yo elijo la de tennis, me recuesto, le hago un agujero, escuchamos a Cast Stevens.
REM canta Half A World Away. Pedro y yo salimos a fumarnos un porro, me dice que una chica está que se lo pide, yo también estoy en las mismas. Entramos al ataque, pero los brazos de Ana me rodean, está muy trip y yo quiero estarlo también, me dice que siente algo en el vientre, como una culpa. Como un miedo, como cuando uno es pequeño y sabe que ha hecho algo malo, su boca me susurra apenas a unos milímetros de la mía. Pero al fondo está la chica con su camisetica estampada con el gato de Amarilla.
La noche se pone pesada, entramos al fin en la dimensión, el chute se rifa, estamos probando, vamos a probar a alguien, sabemos que es riesgoso este juego, protegemos a Ana, está muy trip. Un tipo de rojo me mira, su chica se ha enamorado de mi sonrisa. Pedro se le va encima, al fondo suena Me and the Devily  de Gil Scott Heron. Esteban se para duro, demuestra su raza, no toma pero  se pone a pegarlo y es un uno de los nuestros. Todos se dan cuenta que los que están ahí son vieja guardia, guerreros y no queremos problemas, danzamos un poco, aullamos y lanzamos puños, alzamos las manos, fumamos, nos aceptan, saben de que noche venimos y no se la imaginan.
Un poco de electrónica, otro poco de rock y el tipo de rojo sabe que no somos enemigos, la chica se enamora más, pero ha perdido, eligió muy temprano y además nosostros estamos con Ana.
Salimos, callejón, gafa en la esquina, estoy con las chicas, Pedro ha desaparecido, la calle se pone peligrosa, Ana mira la Luna, la escoge, trip, deseamos una estrella fugaz, aperece, estamos moviendo el mundo, demasiado trip, llega Pedro con más wiskhy, nivelamos, de nuevo somos normales, nadie nos roba, nos saben como ellos. Policia, ¡bah!, que no nos hagan decirles verdades, se hacen los locos, pasamos de largo, subimos escaleras, yo muerdo el pedazo de Hoffman, la bicicleta. Ana y yo nos vamos a rodar, la luna nos alumbra. Movemos la noche. Ana me hace ojos, me habla y se que está a punto de estrellar la noche contra la felicidad. Comienza el amor otra vez.

1 comentario:

sebastian asencio dijo...

vallale con pedro y con esteban vallale a la alegria a la vida de colores, olores y sabores, queviva la alegria!