17 septiembre 2011

Deseos



Supo que algo raro había ocurrido en él la noche anterior, sin embargo no podía explicarlo, no lograba dar con las razones suficientes para comprender su corazonada.
Aturdido buscó olvidar un poco el asunto y acercándose hacia la ventana para presenciar el amanecer se dio cuenta de que había olvidado todo.
El sol comenzó  a emerger de los cerros con una luz refulgente, comenzaba el verano. Pero él no quería el sol, cerró las cortinas pero de inmediato las abrió al percibir que justo en el instante en que había pensado eso, el cielo se había nublado. «Viene una tormenta», no había terminado de decir aquello cuando comenzó a arreciar una fuerte lluvia sobre la mañana. Algo entonces comenzó a sospechar: si deseaba algo, inmediatamente se hacía realidad, ¿hasta dónde podría llegar?, ahora todo estaba bajo su poder, de solo pensarlo se le erizaba la piel, esto daba para morirse de pavor. De pronto comenzó a espantarse, era consciente de lo que había pensado: una punzada profunda en el pecho le tomó por sorpresa, el cuerpo cayó rotundo. Dijeron que fue fulminante.

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