29 junio 2011

COMO BAUTIZANDO LARVAS.


Y vivimos como haciendo ruiditos de salamanquejas,
Como tragando llamas,
Como bautizando larvas.

Pero bien lo sabemos:
Un día nos da por meternos con nosotros,
Por saltar fuera del agua y encontrarnos,
Por silbar en el orificio que nos dejó el balazo de la hipófisis,
Por tejer con cáñamo el pescuezo.

Bien nos ponen a andar sin sueños en los días
Y entonces se nos viene la nostalgia
de retener arrogantes algo que existió entre los pañales,
De consultar con los juguetes el destino
O escondernos en algún rincón de los mimos que tuvimos.

Así va la piel aguantando polvo de contratos y agonías
Con su lustrado padecimiento en los espejos,
Reconociendo un poco, en los labios de otros,
la sed compungida en los orgasmos,
la revelación de un sexo cansado,
y al final, la dura costra que dejaron todos
en los cristales de amor que tanto recelamos.

Una señal nos sobrevendrá como un pellizco
para enterarnos que hasta el placer
algún día será recuerdo en la saliva.

Dios no sabe de su vació en la tristeza
ni de su ausencia creciendo como un grano en la cabeza
pero nos puso en el mismo galpón para matarnos.

El rostro que instalamos para aguantar la vida
se irá resquebrajando
añorando el pedazo de sonrisa que olvidamos.

Se nos irá poniendo blanco el vientre
y se nos hincharan las piernas  como nubes de tormenta;
los años se apretujarán hasta explotar cigarra en las carúnculas,

se nos llenará el atlas con una espuma tiznada de fantasmas
como si adentro se fueran a poner en la tarea de hamacarnos los  indultos.

Otras cosas que llamaremos hijos
irán preparando el ánfora y los pernos
para que ni las cenizas o los huesos puedan gemir contra el olvido

Pero estamos aquí, sintiéndonos tan vivos, como esa luz que titila  en las alturas
sin saber siquiera que hace mucho se nos puso la fecha de vencido.

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