28 abril 2011

El Minotauro


Necesito de la ciudad,
de las sirenas de las ambulancias
sacándole filo a mi paranoia,
de sus calles sucias
con sus charcos de lluvia
y bolsas de basura
como si acabara de terminar una fiesta

Necesito de ella,
de sus buses mareado y asfixiando;
de sus ventanillas
siempre listas para mostrarme el dolor del mundo.
Necesito de ella,
para escribir, para sentirme acorralado,
para insistir en nombrar.

Necesito de la ciudad para sentirme solo,
para ver en los rostros,
en el transito, en las cicatrices
los gestos que va dejando el tiempo.

Necesito de la ciudad,
de su asfalto:
estilobato erosionado por el peso de los días.

Necesito de la ciudad
y de cada mendigo arrojando sus poemas
como doncellas destazadas.

Me duele la ciudad,
la historia en ella,
sus milenios como una roca
aplastando algo feliz en mi cerebro,
el invento de la rueda
y sus edificios como un jardín
de florecidos hipogeos.

Necesito de la ciudad,
de sus vaho en las ventanas:
espadas que se ofrecen
para que pueda herirme la frente
con el viento que se quedó fosilizado
en sus cristales

La ciudad es mi laberinto.

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