07 enero 2011

THE BOX



El cine y la televisión están lejanamente relacionados. En mi infancia la televisión era una caja que hacía posible la distracción por horas y horas, su formato establecía la consagración del disparcimiento, sin embargo existían programas que planteaban una atención especial, eran como portales que brindaban visiones desconocidas y seductoras de mundos fantásticamente posibles, el reto iba directamente al intelecto, en aquellos programas, que lograban evolucionar en serie por su reproducción de temas variados anclados a una misma filosofía, uno se sentía como alguien especial que con cada capítulo agudizaba capacidades mentales asombrosas.

Aquellas series tenían el sabor de un relato de abuelito, eran cuentos de espantos que utilizaban la fantasía y la ciencia como recursos escenográficos que hacían posible lo inimaginable. La Dimensión desconocida fue una de aquellas series impactantes. En este proyecto televiso nos sólo se podía encontrar una distracción sino a su vez un medio informativo: ovnis, gusanos del tiempo, agujeros negros, civilizaciones perdidas, portales del tiempo, eventos físicos aplicados a milagros y terrores y dilemas morales que ponían en tela de juicio los valores y los principios de civilización lograban más que las meras clases de ciencias sociales, matemáticas o físicas.

El programa comenzó en blanco y negro con una introducción que fue cambiando en sus imágenes pero no en su banda sonora, aquel sonsonete clásico era en sí mismo la diana que alertaba los sentidos infantiles hacia lo desconocido. Todo en esta serie se salía de lo normal, las imágenes eran suavizadas o empañadas bajo una delicada limpieza visual. Las atmosferas límpidas y bucólicas trasmitían un tono de sobriedad que le daba el porte de serie respetable.

En fin la dimensión desconocida no sólo fue un programa de cuentos de terror sino un espacio-tiempo de aprendizaje sin igual.

Hace poco tuve la oportunidad de volver a ver una película de Richard Kelley, este director misteriosamente atrajo hacia sí la atención del mundo entero y del cine; sobre todo con su opera prima: Donnie Darko. Su método: sencillo, hacer que lo fantástico se exceda con su misma materia: lo fantástico, para tornarlo aterrador. La frase slogan sería una clásica de Chesterton: Al otro lado del mundo existe una torre que su sola arquitectura es atroz.

Con Donnie Darko, Richard logró fusionar en un solo género varias influencias, el resultado: un coctel de ciencia ficción fantásticamente bizarro.

En la película “The box”, adaptación del cuento ‘Botton, Botton’ del genial Richard Matheson, Kelley mantiene su compleja tendencia pero esta vez generando una película elogio. The box puede definirse como un capítulo de la serie de Dimensión desconocida llevado al cine.

He ahí el distante hilo que une dos formatos, en la televisión uno está determinado a la distensión forzada que ofrecen los comerciales, pero en el cine, la atención es continua sin llegar a agotar. The box logra trasmitir toda la esencia de una serie que marcó los setenta.

Camerón Díaz juega un papel des segunda mano equilibrado por un carácter de discapacitada impertérrita capaz de recordarnos la impulsividad del mito de Eva. Al lado de ella un elenco de actores de alto prestigio logran unas interpretaciones que están limitadas a un empobrecido protagonismo flemático que se torna en un reforzador del halo del misterio conveniente para mantener la tensión sobre el fenómeno perturbador, además, casi todos padecen de limitaciones, desfiguraciones y ordinarias existencias que se pliegan al marasmo de una cotidianidad que inicia su afección en el mismo núcleo familiar.

Una película que invita a sumergirnos en el marasmo intelectual de nuestros primeros encuentros con lo desconocido por medio de un cuento terrible de hadas. La esencia de la película gira en torno a un conflicto que tiene que ver con una caja muy singular la cual contiene un botón que puede cambiar la vida para siempre. Un dilema moral puesto crudamente ante la voluntad humana y que juega con los juicos de valor aceptados y con la dignidad y las vidas humanas, una película que plantea ciertos interrogantes sobre una institución misteriosa (como siempre lo ha sido la NASA), y sobre todas las cosas, una película que al mejor estilo de lo fantástico-bizarro arrastra hacia su propia arquitectura atroz que sólo es posible al otro lado del mundo en la Dimensión desconocida.

No hay comentarios.: