20 septiembre 2010

Muerte, yo te vivo.





Porque me haces vivo,
porque me dueles en medio pecho con agujas
y el dolor que me prodigas
es un fuego casi siempre alarmante en la punta de mis dedos.


Porque mi lado izquierdo me pesa como una noche borracha,
porque temo a desplomarme de súbito
con el gesto de un muerto espantoso
donde abundan los retratos desgarrados
colgados en la incertidumbre de estos ojos ya sin alma
invento feliz de los que ignoran tu rotundo golpe de improviso.


Eres una asesina estrafalaria, me apuñalaste el corazón
y todas mis noches pretendes aplastarlo.


Porque temo a la explosión,
a la muerte con tanto dolor por dentro.


Porque me haces arrodillarme sobre mi soledad
y arrepentirme vivo.


Porque mi existencia se ha resumido en vivir para ti,
En noches desesperadas orando a nada,
En días buscando caerme sin preocupar a nadie y solo.


Porque me soy tuyo desde que naciste golpeando entre mi sangre,
despedazando mi futuro
de sueños nunca realizados.


Porque de sueños podía vivir
y ahora sólo sobrevivo de atracos al viento
o de ruegos a un segundo resistiendo.


Porque busco
un pedazo sucio al menos,
intento de ganarte un poquito más de vida si es posible.


Ya no tengo días, años o cosas haciendo nube en los abismos,
me quedó la certera realidad de tu asfixia
de tu dolor partiéndome.


Me salvé quizás tan sólo
para cargar contigo
tenazmente, vivamente
hasta que se te de por volver a hincharte
y explotarme todo.


Vivo gracias
Al desasosiego que me brinda tu presencia.
Porque te sé tan posible y certera entre mi sangre.


Por eso y todo mi dolor encima
De saberte adentro
Y sin salida.


Por eso en esta noche sin refugio
Como siempre…
Me acercó hasta tu enjambre
Y digo:
¡Muerte
Yo te vivo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen poema, me gustó muchisimo el punto de vista desde el que es escrito.

Zeuxis Vargas dijo...

muchas Gracias, el punto netamente personal se ve reforzado por la experimentación de un infarto.