09 septiembre 2010

CANTO LUNAR


Enero: Germinación del adagio, entre la raíz de una sonrisa bulle una gota de luz luciérnaga en mis voces. La diosa Diana se asoma a besar los hipogeos. Una manada de lobos custodian al barquero.




Febrero: Visita del fantasma indígena, una lluvia menuda lava el color de las orquídeas, cada cuatro años se presiente la llegada de un horario intruso alumbrado por blancuzco ciego de los que no supieron si nacieron.




Marzo: Por entre las estaciones llora la gitana. El plenilunio sale a llorar a Cristo de nuevo. El gusano sale convertido en una colorida “Luna de Madagascar”. Dios recoge las cenizas de su hijo en la claraboya de los dolidos.




Abril: Los dientes de león duermen empolvados en abejas, el color inunda la noche con una marea alta de cucarrones que emergen buscando su espejo.




Mayo: Un vientre se sonroja de besos, esta noche Chia fertilizará la matriz de la tierra. Los lunáticos dejan flores en las tumbas de sus madres.




Junio: De escarcha manchan el rostro de la desvelada, una ventisca se lleva hacia la noche el rumor de los ríos. Las tijeretas juegan con el aro de Bip que rueda por encima de las montañas.




Julio: La gibada pastorea un aprisco de luces guardagujas. En los espejos de agua una puerta entreabierta puebla de luciérnagas el hambre de los sapos.




Agosto: Un viento la hace espejismo, le deshace y corroe el escaso blanco que le quedó en el sueño. Purnima baña de gracia la barba desgreñada de los mendigos. Una diavolana se abre camino entre las olas.




Septiembre: Con la Mara de Dios juego al boliche sacándole chispas a los negros balines de los ángeles. Una fila de enamorados se hacen votos ante la alba hechicera.




Octubre: Los muertos encienden luces detrás de la gibada rezandera. Rosario de oro; las tres aves marías apean los misterios que gravitan alrededor de anillo pálido de Dios.




Noviembre: Cae llena de negro sobre el meridiano que creció entre mis ojos. Me persigue puntual como la boca de un reloj. Espera que le señale la hora justa, paciente espera, sabe que esta noche será preñada por una sombra erguida de desconcierto.




Diciembre: Se esconde, detrás de la algarabía de las estrellas de papel seda, la caracola de los abismos, las telarañas crecen anhelando capturar el hinchado huevo de los vientos nocturnos. Una pirotecnia hace olvidar a la que se empala en la punta de las iglesias y un óbolo flota huérfano sobre la estigia. Esta noche me siento Orfeo.

2 comentarios:

azpeitia dijo...

Sensible y delicada prosa poética llena de reflejos en las palabras...enhorabuena por tu blog...un abrazo de azpeitia

ZEUXIS dijo...

muchas gracias.
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