03 noviembre 2010

Mar de leva.



A la ciénaga grande de Santa Martha.


Era el mar o el viento?
Era la arena
era el tren que se nos viene encima
Y sigue
Con el alma desclavada de tajo por sorpresa,
era la fuerza descomunal de lo invisible
Que se mezcla con la noche, con rugidos de árboles
Arrancados y vueltos al aire como ropa que se lleva un huracán.
Era la arena o el viento?
Era el mar.
Con sus piedras diminutas rasgando la carne,
Doblegando, poblando de desierto la otra orilla de la soledad,
Era el mar con la sal espantando,
Quemando y cuarteando los ojos despavoridos de las iguanas,
Y desde aquí sin sombra para al menos consolar su muerte.
Era la arena o el mar?
Era el viento
Despiadado
violento
era la furia de un ser desordenando algo que no se sabe noche
Blancura, espuma, todo visiblemente desamparado desde lo gris
Y la desesperación
Empujando
Levantando el miedo del suelo con látigos de espuma
Besándolo con mil rocíos como si le regalara un último consuelo,
Lanzándolo, despedazándolo hasta dejarlo nada
Y yo contra la arena,
contra el viento
contra el mar
En esa orilla sin nadie
agarrado de la vida
Como un árbol más.

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